El pueblo donde “el diablo perdió la chaqueta”
Aquí el tiempo parece detenerse. No hay mucha presencia de tecnología o vehículos, y es más común observar vacas o caballos que personas en las calles.
El Carmen de Cutris, en San Carlos, Alajuela, es una comunidad fronteriza muy cerca de Nicaragua, a unos nueve kilómetros para ser exactos. Conserva calles de piedra, una vida rural envidiable y una pequeña población muy trabajadora.
Debido a la distancia y a lo escondido que se encuentra, pocos ticos conocen este maravilloso pueblo.
La escuela del sitio es unidocente: ahí se educan tan solo 14 estudiantes. Para las compras, existe una única pulpería, y, para los fieles, una pequeña iglesia a la que llega un padre cada 15 días; eso sí, si llueve fuerte, nadie entra a menos de que tenga vehículo 4x4.
Estos sancarleños son muy afines a la religión católica, es más, cada 16 de julio los vecinos celebran a la patrona, la Virgen del Carmen, con una comida dentro de la iglesia, sin fiestas patronales ni nada ostentoso.
Aquí el tiempo parece detenerse, no hay mucha presencia de tecnología o vehículos. Es más común observar vacas o caballos que personas en las calles, y la agricultura es la principal fuente de ingreso para los habitantes.
Pese a que están muy alejados de la ciudad, afirman ser felices entre la sencillez de su gente. Es una tierra de personas honradas y trabajadoras, quienes conviven con la población nicaragüense de manera pacífica.