20 de septiembre de 2018, 12:30 PM

No cualquiera puede darse el lujo de decir que vio crecer a un pueblo.

Don Galo llegó a Guayabo de Bagaces cuando sólo había dos casas.

Desde entonces se ha dedicado a trabajar con ganado, en aquellos días sólo tenía dos días libres a la semana, por eso afirma que se casó pasados los 50 años.

Un hombre de piel quemada, que luchó porque los vecinos tuvieran una casita, así es don Galo.