Cada Navidad, don José cumple una promesa que el tiempo no ha logrado romper
Don José Herrera lleva 20 años fabricando cabañas para portales. Cada una nace de la madera, la paciencia y el recuerdo de su esposa, en un amor que se resiste a desaparecer.
En San Rafael de Alajuela vive don José Herrera, un artesano de 78 años que cada Navidad transforma la madera en recuerdos. Nació en El Coco de Guanacaste, pero fue en esta comunidad alajuelense donde encontró un lugar para cumplir una promesa que el tiempo no ha logrado desgastar.
Desde hace 20 años, don José elabora cabañas navideñas para portales tradicionales: grandes, detalladas y completamente hechas a mano. No lo hace por negocio. Lo hace por amor. Es la promesa que le hizo a su esposa, doña María Nieves Vázquez, quien ya falleció. “Mientras yo pueda, voy a seguir haciendo las casitas”, dice con serenidad, como quien no necesita explicar demasiado.
Cada cabaña es una forma de mantenerla presente. De recordarla en cada diciembre. Algunas son sencillas; otras, auténticas piezas a escala que evocan los portales de antaño. Con paciencia y oficio, don José puede fabricar hasta cuatro casitas en un solo día, trabajando sin prisa desde su taller.
Los precios oscilan entre los ₡6.000 y los ₡40.000, según el tamaño y los acabados. Acepta efectivo y SINPE móvil. Cada año inicia su producción desde octubre, coincidiendo con las fiestas patronales de San Rafael, como si el calendario también supiera cuándo empezar.
Más allá de la madera, lo que don José construye es memoria. Cada casita que sale de sus manos lleva una historia de fidelidad, de amor y de tradiciones que se niegan a desaparecer. Quienes deseen adquirir una de sus cabañas navideñas pueden contactarlo al 8654-6951.
Don José demuestra que algunas promesas no se rompen con el tiempo: se levantan despacio, tabla por tabla, cada Navidad. Le invitamos a repasar el reportaje completo en el video que aparece en la portada del artículo.

