Por Juan Carlos Zumbado |20 de diciembre de 2022, 18:55 PM

Sin duda uno de los mayores actos de amor es criar a una persona con la que no se comparte ninguna relación biológica. Ese es el caso de Fernando Badilla, de 84 años, y María Solís, de 85, quienes dieron un hogar a Juan Pablo, un hombre con parálisis cerebral, hace 43 años.
 
Ahora, en la tercera edad, este matrimonio de San Pablo de Heredia continúa cuidando a su hijo de corazón, a quien adoptaron tras darse cuenta que no podían tener hijos. Para ellos, la condición que tuviera el pequeño no fue un impedimento, escogieron a Juan Pablo y desde hace más de cuatro décadas han dedicado todo su amor y tiempo a él.
 
Ambos reconocen que, a su edad, ya padecen de varios problemas de salud, pero eso no los limita a apoyar y a estar siempre presentes en la vida de Juan Pablo, quien les demuestra el amor que les tiene constantemente.
 
El camino no fue fácil, el muchacho no pudo caminar hasta los ocho años, cuando lo sometieron a una cirugía en los pies. Antes de esa intervención, María debía llevarlo alzado a todos los lugares a los que fueran, incluso a los centros médicos, hecho por el cual desarrolló problemas en la espalda que hoy todavía sigue sufriendo.
 
Fernando, por su lado, fue educador y director de escuelas, por lo que debía viajar lejos durante la semana mientras obtenía una plaza cerca del hogar. No obstante, esto nunca lo alejó de su deber como padre y de su dedicación sincera de siempre estar pendiente de su familia.
 
La pareja recuerda con gran nostalgia los años de sacrificio y de dedicación que caracterizó la llegada del nuevo miembro de la familia.

Tras luchar por los derechos de Juan Pablo y conseguir darle una educación digna tanto en las escuelas como en el hogar, esta pareja ahora se enfrenta a un nuevo reto que es incluso más complicado: alcanzar la tercera edad y, pese a ello, garantizar la protección y el bienestar de su amado hijo.

Esta lucha diaria no sería posible sin su admirable trabajo en equipo. María se encarga de hacerle la barba a Juan Pablo y de cumplir con las terapias de lectura y ejercicios de estimulación. Fernando es el encargado de sacarlo a pasear y de coordinar los pagos para que una buseta lo lleve al centro de la Asociación Pro-Niño, Adolescente y Adulto Excepcional de Heredia, donde crea artesanías. Lo más sorprendente de todo es la constancia con la que se han dedicado a cuidar de su hijo, pese a que ambos ya superan los 80 años.
 
Si bien ya tienen un plan para Juan Pablo para el día en el que ellos ya no estén, es una angustia que los invade todos los días con el temor de que llegará un momento en el cual deban dejarlo solo.

En esta época en la que tanto se habla de los regalos, esta pareja muestra que su mejor obsequio fue darle un techo y un hogar lleno de amor a Juan Pablo. Sin embargo, ambos reconocen que el mejor regalo lo recibieron ellos, a quienes la vida premió con el amor incondicional de su amado hijo.

Encuentre más detalles en los videos adjuntos.

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