Por Luanna Orjuela Murcia |2 de febrero de 2022, 9:55 AM

Cuando Max Rodríguez era un niño, veía el programa Miami Ink de TLC: ahí aparecía el tatuador internacional Ami James. Lo que nunca imaginó fue que, algunos años después, formaría parte de su equipo de trabajo.

La semana pasada, en las redes sociales de Love Hate Tatto Studio, le dieron la bienvenida oficial a este costarricense de 28 años de edad.

Teletica.com conversó con el oriundo de San Isidro de Heredia para conocer su trayectoria y cómo se le presentó la oportunidad de su vida.

El tico cobra por hora $250 en Love Hate Tatto Studio, Miami, Estados Unidos.

¿Cómo te interesaste en el mundo de los tatuajes?

Desde muy niño, desde que tenía 11 años. Mi primo mayor llegó tatuado a la casa de mis abuelos y me impactó demasiado. Yo dije 'tengo que saber cómo se hace esto'. Entonces, desde ese momento, fue un constante intentar saber la forma de hacer un tatuaje y empecé a dibujar: todo era pensando como que fueran tatuajes. A los 14 años, empecé a experimentar con una máquina hechiza y me dio un acercamiento al tatuaje. A los 16 años ya empecé de manera más formal, a los 18 años ya había abierto mi primer estudio de tatuajes y ahorita tengo 28 años. Llevo toda la vida de estar pensando en tatuajes, básicamente.

¿Dónde te formaste?

A los 17 años uno empieza a pensar '¿qué voy a estudiar en la universidad?' Pero yo le dije a mi mamá que yo quería ser tatuador y, en ese momento, en mi inmadurez, pensaba que no ocupaba estudiar. Entonces mi mamá me dijo 'usted puede hacer lo que quiera, pero debe ser lo mejor que pueda. Entonces vamos a buscar algo que le funcione para lo que quiere hacer'. Empecemos a ver opciones y encontramos Diseño Gráfico en la Universidad de Costa Rica y estudié ahí y llevé cualquier cantidad de cursos de dibujo.

Rodríguez se llevó a Miami a su hija y esposa.

¿Cómo se dio la oportunidad de trabajar en Love Hate Tatto Studio, Miami?

Yo siento que las cosas pasan por algo. En el 2017, fui a una convención en la que estaba el dueño de la tienda, Ami James, nos había tocado un stand relativamente cerca. Entonces habíamos tenido la oportunidad de conversar un poco y ahí establecimos como una especie de amistad. 

Tiempo después, él viaja a Costa Rica y yo lo visité; y resulta que él vio a un primo mío que yo le hice un brazo completo en grises y él se impactó mucho. Y me dijo '¿se puede esperar hasta el final del día para hablar?'. Y yo 'claro'. Me esperé hasta el final del día y me dijo 'nosotros estamos interesados, estamos buscando a alguien, nos gustaría que fuera a ver cómo se siente'. Yo dije que por supuesto que sí, pero en eso se vino la pandemia y no pude ir. 

Cuando logré ir, fui con la expectativa de disfrutar e ir a conocer Miami. Me llevé súper bien con todos los compañeros, los tatuajes salieron genial y resulta que, a fin de cuentas, el último día Ami me hizo la propuesta de que me quedara de manera permanente como artista residente.

Ami James y Max Rodríguez ahora son compañeros de trabajo.

¿Cómo se siente al cumplir su sueño?

Para mí es un gran honor poder estar aquí, aprender tanto y tener este alcance. Es una locura poder estar aquí. O sea, yo de niño veía el programa (Miami Ink) sentado en el sillón de mi casa, con mis papás, y jamás en la vida me imaginé que yo podía llegar a estar acá, compartiendo con ellos y siendo parte del grupo de trabajo.

Lo que más le piden al tico son los tatuajes a color.

¿Cuál es su especialidad?

La especialidad mía son los tatuajes a color, es el tipo de tatuaje por el que más me busca la gente. No podría llamarse que es neo tradicional, tampoco puede llamarse que es new school porque no llega a ser ninguno de los dos.

Para más detalles, puede seguir al costarricense en su Instagram immaxrodriguez

Fotos cortesía de Max Rodríguez.

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