Por Adrián Fallas |14 de junio de 2024, 8:11 AM

Hace 10 años la Selección Nacional, con goles de Joel Campbell, Óscar Duarte y Marco Ureña, doblegaba a Uruguay, la campeona del mundo.

Fue el inicio de una página mágica en el futbol nacional, que inició un 14 de junio y finalizó un 5 de julio.

En Teletica.com le pedimos un colega uruguayo, Eduardo Rivas, de Canal 4 en Montevideo, que 10 años después recordara aquel día y esto nos contó:

“El inicio del Mundial 2014 traía consigo mucha ilusión para los uruguayos. Veníamos de hacer un muy buen campeonato en Sudáfrica 2010 y de haber logrado un año más tarde la Copa América en Argentina.

“El proceso del Maestro Tabárez estaba firme y nos generaba mucha expectativa ese comienzo, porque además deseábamos se pudiera quebrar una estadística negativa que nos perseguía desde hacía mucho tiempo y era que nuestra selección no conseguía ganar en el debut de los diferentes Mundiales. En tal sentido, la última victoria era en 1970, cuando cayó Israel 2 a 0. En consecuencia, ganar era doblemente trascendente, por el presente y el pasado, y por la complejidad que demandaba aquel grupo, que completaban Inglaterra e Italia.

“Pero… a poco de viajar a tierras brasileñas, la noticia de la lesión sufrida por Luis Suárez, que se encontraba en un momento fulgurante de su trayectoria, resultó un impacto para todos nosotros.

“Primero, dudábamos si podría jugar ese campeonato. Luego, las noticias fueron siendo algo más alentadoras, pese a lo exiguido del tiempo. Alguna chance quedaba, aunque estar presente ante Costa Rica sería imposible.

La calurosa ciudad de Fortaleza nos esperaba para ese momento tan especial que representa el puntapié inicial en el máximo torneo de fútbol del planeta. Para los aficionados, el partido a ganar era ese, ante los ticos, dando por descontado que sería el que menos dificultades podría presentarnos. No sería así. Aquella selección de Costa Rica era un muy buen equipo, con jugadores de singular talento, bien distribuidos en el campo y si bien nos pusimos en ventaja, al equipo le costó fluir, padeciendo la ausencia de nuestra carta más importante en el ataque, además que algunas figuras relevantes, como Lugano y Forlán, no estaban en su mejor estado de forma.

“Nuestro rival comenzó a manejar los hilos del cotejo, con un juego ordenado, buscando las zonas más propicias para su estrategia y los celestes comenzaron a sufrir. Llegó la igualdad, un segundo gol y hasta un tercero. Nos quedamos con las manos vacías y desorientados.

“Después, casi que agónicamente, ganaríamos los dos partidos restantes para avanzar a octavos, junto a la sorprendente Costa Rica, que demostró algo muy importante. La derrota que nos propinó no había sido fruto de una tarde inspirada. Fue el resultado que logró un equipo que jugaba muy bien, porque también logró el pasaporte a la nueva fase, y cuando debió marcharse de Brasil, lo hizo con el invicto a cuestas. Ese es el recuerdo que tengo de aquel momento”.

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