Por Juan José Herrera |2 de septiembre de 2016, 14:53 PM

La Selección Nacional superó este viernes la primera fase de la eliminatoria con la reafirmación de la valía de su base mundialista y una dificultad palpable por iniciar el recambio generacional.

Con excepción de Rónald Matarrita, de momento firme en el once de Óscar Ramírez, el libreto tricolor se sigue escribiendo a partir de ese grupo que formó Jorge Luis Pinto años atrás, uno que lamentablemente no llegará completo para la eventual cita en Rusia 2018.

Si bien en el camino se han ido metiendo figuras como Randall Azofeifa y Kendall Waston, el herediano se acerca a los 32 años y el espigado zaguero está llenando de momento el cupo de Giancarlo González, preocupado aún por sacar del limbo su futuro deportivo.

El Machillo, mientras tanto, sigue obteniendo poco de sus microciclos: ningún jugador del medio local, a excepción de Azofeifa y aquellos ya consolidados, ha dado pasos firmes en busca de un lugar en las convocatorias.

Francisco Calvo parece ser el más cercano en lograrlo, pero el problema para el saprissista es que en la carrera por la banda izquierda Matarrita y Oviedo van adelante (por el centro el rezago es mayor). Como sea, él es ahora mismo el más interesante de todos los nombres que desfilan en el país.

Ariel Rodríguez, otro de los frutos de esa cosecha, cayó lesionado cuando empezaba a dar muestras de valía con la Selección y ahora deberá caminar lo recorrido para volver a gozar del llamado.

Mientras tanto Johan Venegas, quien luego de aquella Uncaf parecía haber logrado el objetivo, ha ido perdiendo fuerza en los últimos juegos y su espacio volvió a ser ocupado por nombres como el de Marcos Ureña o Christian Bolaños.

Sin premura pero sin descanso

La calma que ofrece tener un grupo definido sin duda es un bien precioso cuando se habla de eliminatoria. A la base no se le critica nada.

El problema, aún pequeño, es que esa primera etapa de la clasificación dejó poco en materia de promesas y además languideció las opciones de aquellos que soñaban con meterse en alguna grieta de la compacta Tricolor.

La hexagonal, que se comerá lo último de este 2016 y casi todo el 2017, podría también sacar de la ecuación a otros como Johnny Acosta (33 años) y el propio Bolaños (32); mientras que estos dos años ya hicieron lo propio por Álvaro Saborío y al parecer también por Michael Umaña (34), Junior Díaz (32) y Roy Miller (31).

Ahí entra la preocupación, en la realidad de que nadie es para siempre y que el recambio nunca es lujo. Para Rusia podrían faltar nombres.

Con la hexagonal en el horizonte vendrán 10 partidos más para afinar esa nueva titular y un puñado de amistosos y torneos para seguir probando nombres, la única tarea pendiente en esta nueva era tricolor.