Por Adrián Fallas |29 de marzo de 2016, 15:57 PM

Oficio y seguridad mostró La Sele ante Jamaica. El marcador de 3-0 no deja dudas sobre un combinado patrio que salió con las revoluciones a mil y ocupó de algo más que buen juego para doblegar a un aguerrido rival.

La felicidad y algarabía de haber llegado al gol tras solo 6 minutos, luego de un cabezazo de Celso, se disfrutó por poco tiempo.

Mientras el público que tiñó los tablones de rojo seguía su fiesta y cantaba “ole”, Winfried Schafer pedía calma a sus pupilos y desplegaba la táctica que tanto daño hizo a la Tricolor el viernes pasado en Kingston.

Los isleños comenzaron a atacar por punta derecha, donde Marrita se multiplicaba para repeler los embates. Unas veces con éxito, unas con premura y fallando en las demás.

Mientras el andarivel izquierdo de La Sele temblaba, los jamaiquinos presionaban en la media cancha e incomodaban a la zona de creación tica, que hacía lo posible para escampar durante la tormenta.

Los de Ramírez lo hicieron bien, soportaron las arremetidas y poco a poco encontraron la bola para jugar. El esférico empezó a moverse de lado a lado y esto permitió presionar el pase largo que nos venía doliendo.

Tres instancias marcaron el cambio de la marea.

En una, cerca de la media hora de juego, Celso robó y Ureña probó a Andre Jason Blake. Tres minutos después Joel apareció con mucho campo por delante y su centro se convirtió en un casi-casi de Bolaños.

La jugada definitiva de la primera mitad llegó al 37’.

Ureña volvió a probar a Andre Jason Blake, el rechazo lo robó un sigiloso Bryan y puso el 2-0 en los carteles.

A la vuelta de los camerinos la calma de jugar con la ventaja se vio en los nacionales. La media cancha controlaba las acciones, imprimiendo velocidad y profundidad en los momentos indicados y sin abandonar las labores defensivas para apoyar a una zaga que veía de frente a una selección caribeña que necesitaba puntuar.

En este tira y encoge entre atacar y defender, los delanteros ticos encontraron espacios, pero no siempre la brújula.

Campbell falló opciones francas y Ureña tampoco supo definir, aunque el sacrificio de ambos fue clave en la victoria.

La puntillada final la puso Johan Venegas, minutos después de haber entrado en la cancha, al gritar “gol” al 77’.

Con el tanteador consumado se volvieron fáciles los minutos siguientes, que nos acercaron un poco más a Rusia, en un camino que pavimentamos con oficio y seguridad.