22 de junio de 2024, 8:27 AM

Hace 10 años el país entero estaba pendiente de lo que hacía la Selección Nacional en el Mundial de Brasil.

Los ticos tumbaron a Uruguay y a Italia, empataron con Inglaterra y de camino a cuartos de final dejó en el camino a Grecia.

Fue una gran historia y en Teletica.com queremos recordar aquel gran momento con varias anécdotas, tal y como lo hemos hecho en estos días.

Hoy, Édgar Acosta, un aficionado común y corriente, nos cuenta cómo su boda, en medio del primer partido del Mundial ante Uruguay, sirve para recordar la gesta y todo lo que vivió junto a su esposa, Karla Villar.

A continuación, el relato en sus palabras:

Para junio de 2013, Costa Rica enfrentó a México en un empate sin goles en el Estadio Azteca, un resultado favorable dada la formidable ventaja local de México. La posibilidad de ir a Brasil se respiraba en el ambiente.

Ese mismo mes de junio, para ser exactos el 12, un día después de que Costa Rica empatara con México, mi vida personal tomaba un giro inesperado. Empezaba a salir con la que un año después se convertiría en mi esposa.

Fue un comienzo intenso, lleno de momentos increíbles, nos veíamos todos los días sin falta. Yo viajaba desde Santa Ana hasta Curridabat, una travesía que no me importaba en ese momento. Nuestras noches eran largas y llenas de, aventuras y risas. Diez años más tarde, con dos hijos y una vida llena de responsabilidades, aquellas salidas nocturnas se han vuelto casi imposibles.

En aquellas épocas cada encuentro era una chispa que encendía nuestra relación, pero no podíamos imaginar lo que pasaría un después.

Para noviembre del 2013, La Sele ya había asegurado su clasificación y el famoso juego de la nieve era solo un mal recuerdo. Al mismo tiempo, nuestra relación estaba a punto de embarcarse en una aventura igual de épica, llena de desafíos y alegrías. Solo seis meses después de empezar a salir, nos comprometimos.

Mientras el sorteo nos deparaba a Uruguay, Italia e Inglaterra, nosotros estábamos con todos los preparativos de la boda, buscábamos hotel para la fiesta y una iglesia.

Es importante contar que nosotros nunca hemos sido muy futboleros, yo más social y conveniente, cuando gana Saprissa o La Sele, y Karla, mi novia en ese momento, nada o menos que nada. Así que, programar nuestra boda para el 14 de junio, día del partido ante Uruguay, no parecía ser un problema.

No tenía pensado ver el partido y mi esposa menos, estábamos ultimando los detalles de la boda y los nervios estaban a tope.

Por suerte, terminamos todo antes del mediodía y uno de mis primos me invitó a ver el partido, pensando que sería una buena idea para calmar los nervios. Jamás pensé que íbamos a ganar, así que no vi ningún riesgo y más bien una oportunidad para despejarme.

Conforme avanzaban los minutos y la euforia aumentaba por el buen desempeño de La Sele, empecé a pensar: ¿Será que ganamos?

Con el gol de Joel Campbell y viendo el dominio de La Sele, reflexioné que sí, pero también que debía irme para llegar a tiempo a la boda. Así que me fui antes de que las calles se llenaran de color de victoria.

¡La Sele ganó! Nadie lo podía creer. El país estaba de fiesta. En nuestra boda, los invitados llegaron a tiempo y con una actitud increíble. Fue una fiesta inolvidable, bailamos y tomamos hasta las 4 a. m. Entre canción y canción, no faltaba un "¡Viva La Sele!".

Por esas mismas cosas del destino, en nuestra luna de miel pasamos por algunos de los países contra los que jugó La Sele: Italia y Grecia. Nunca olvidaré las caras en las aduanas cuando veían nuestros pasaportes después de que la Tricolor había demostrado de lo que estaba hecha. ¡Lástima que no fuéramos a Países Bajos!

Nuestra boda, enmarcada por el triunfo histórico de Costa Rica, quedó grabada en nuestros corazones como un día donde el amor y la pasión por el fútbol se entrelazaron, creando recuerdos que durarán para siempre.

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