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Jorge Luis Pinto: El técnico colombiano que atrapó su sueño en Costa Rica

El técnico, que en diciembre cumplirá 61 años, calificó la felicidad de este momento solo con la vivida cuando nacieron sus dos hijos.

Por AFP Agencia |11 de septiembre de 2013, 7:08 AM

Jorge Luis Pinto, el entrenador colombiano de la Selección de Costa Rica, cristalizó la noche del martes su sueño dorado, perseguido durante tres décadas de carrera profesional: la posibilidad de dirigir a una selección en la Copa del Mundo.

"He luchado toda mi vida por ir al Mundial, he sido un hombre honesto y he logrado el objetivo con este grupo inmenso", declaró Pinto a la prensa entre sollozos de emoción, luego del juego en que Costa Rica empató con Jamaica 1-1 en Kingston y sumó el punto clave que le abrió las puertas al Mundial de Brasil 2014.

El técnico colombiano, que en diciembre cumplirá 61 años, calificó la felicidad de este momento solo con la vivida cuando nacieron sus dos hijos, Verónica y Jorge Luis; de lo cual dan fe los abrazos, carcajadas y gritos que se permitió en el camerino del Estadio Nacional de Kingston.

El de la noche del martes resultaba un Pinto desconocido para la mayoría de los costarricenses, acostumbrados a la imagen de un personaje adusto, de lenguaje directo y fama de implacable con sus jugadores en lo que se refiere a disciplina y rendimiento, que no tiene empacho en declarar que prefiere "ser un dictador a un pendejo".

Jorge Luis Pinto Afanador, nacido el 16 de diciembre de 1952 en la turística localidad de San Gil en el departamento colombiano de Santander --unos 300 km al noreste de Bogotá--, inició su carrera de director técnico en 1984 con el Millonarios de Colombia, al que estuvo vinculado por dos años.

Luego de este debut, vinieron en fila varios equipos colombianos: Santa Fe (86-87; 91-93), Unión Magdalena (88-89; 94-97) y Deportivo Cali (90-91), aunque en 1997 emprendió su primera aventura fuera de las fronteras de su país: el Alianza Lima de Perú, con el que logró sus primeros campeonatos nacionales (1997 y 1999).

Pero a partir de 2002, las aspiraciones profesionales de Pinto han estado muy ligadas a Costa Rica, donde ha vivido momentos de pena y gloria y ha cosechado odios y amores.

Ese año fue invitado a dirigir a Liga Deportiva Alajuelense, uno de los dos clubes más populares del país, al que llevó a dos campeonatos consecutivos, en 2002 y 2003.

Tras un breve retorno a su país en 2003 para dirigir al Junior, Pinto fue llamado de nuevo a Costa Rica, pero ahora para enfrentar por primera vez la tarea de clasificar a una selección nacional a una Copa del mundo, la de Alenamia 2006.

Con un rendimiento irregular en la primera fase eliminatoria, Costa Rica llegó a la hexagonal de Concacaf de la mano del colombiano, pero tras los primeros tres partidos (una derrota, un triunfo y un empate), las autoridades de la Federación Costarricense de Fútbol (Fedefútbol) decidieron destituirlo y colocaron en su lugar a Alexandre Guimaraes, quien logró la clasificación al Mundial.

Alguna vez Pinto declaró a un medio colombiano que la forma en que fue sacado de la Selección de Costa Rica era una espina que llevaba "clavada en el corazón", porque sintió que no lo merecía.

El martes, al ser interrogado por la prensa sobre este episodio, respondió categórico: "Yo no tengo rencor, no me hagan esas preguntas cuando tengo uno de los momentos más felices de mi vida".

En 2007 emprendió su segunda aventura mundialista, esta vez al frente de la selección de su país, pero la historia se repitió: Pinto fue separado en septiembre de 2008 tras dos derrotas de Colombia ante Uruguay (1-0) y Chile (4-0), aunque entonces se dijo que el despido obedecía más a sus malas relaciones con los jugadores que a los resultados deportivos.

La tercera fue la vencida, según se dice, y Pinto cumplió con el precepto, no sólo porque ha logrado el sueño de clasificar a un Mundial, sino porque al fin recibió el reconocimiento al valor de su inflexible actitud sobre la cancha.