Por José Fernando Araya |9 de noviembre de 2016, 9:52 AM

Ocho años de frustraciones se disiparon entre la lluvia de una sola noche.  Específicamente el 5 de setiembre del 2001.

Atrás quedaban borradas de la memoria la temprana eliminación para los Mundiales de Estados Unidos 1994 y Francia 1998, donde Jamaica nos sacó por dos puntos.

Era un momento de festejo, un día en un mundo que seis días después cambiaría para siempre con el atentado del 11 de setiembre.

Pero antes, en pies de Rolando Fonseca, Costa Rica volvía a saborear un gran festejo con el retorno a una Copa del Mundo tras 11 años de ausencia, nada más y nada menos que ante uno de nuestros rivales favoritos: Estados Unidos.

Partidos con gran ambiente Tricolor y el de esa noche.

Permisos en el trabajo, excusas de último momento y hasta vacaciones fueron la tónica de miles de costarricenses para acudir ese día al estadio Ricardo Saprissa y así volver a vivir un juego clasificatorio tras aquel gol de Pastor Fernández en 1989.

“Me tocó vivir la eliminatoria de Estados Unidos 94 y quedar fuera, me tocó la de Francia 98 y también quedamos fuera. Entonces eran ocho años de fracaso tras fracaso, por eso fue especial”, narra Fonseca con ojos chispeantes remembrando la que sería su gran noche.

Volver a un Mundial era un el gran anhelo de muchos, para otros era vivir su primera gran alegría futbolística, así que la fiesta estuvo a la altura.

“Esa noche, veníamos del Hotel La Condesa y recuerdo que mientras iba pasando el bus salía la gente, no sé cómo se enteraban de nuestro paso. Hasta un helicóptero venía guiándonos. La gente salía con ollas y sus pañuelos, salían todos a apoyarnos”, añadió el goleador.

La ‘Cueva’ se encontraba llena desde dos horas antes del partido. A la hora del himno –y como ya es costumbre ante Estados Unidos- el Saprissa vibró en una sola vos, difícil de explicar.

“La convicción de entrar a ese estadio era inolvidable. Si usted vuelve a ver el ambiente de ese estadio, lo palpa. Usted ve la identificación, la disposición, la soltura con que esa selección jugaba, y era que teníamos el valor más importante, el jugador número 12…”.

El penal más practicado que cambió de rumbo.

Durante la semana Rolando Fonseca había practicado infinidad de veces los lanzamientos de penal. Todos siempre iban al costado derecho, buscando el palo largo del portero.

Y así lo entrenó por días, pese a que él ni tan siquiera era la primera opción para Alexandre Guimaraes en caso de darse una anotación.

Pero el destino cambia y así se escriben las grandes historias…

“Me acuerdo que llegó la primera jugada. Rónald Gómez encara, quita tres jugadores y entrando al área lo derriban… penal.

“El lanzamiento no le tocaba a Rolando Fonseca, había otra persona destinada. En ese momento yo volví a ver a la banca y diay agarré el balón”.

Fonseca llevaba en bosquejo aquel enfrentamiento ante Bradley Friedel quien defendía el arco estadounidense. Lanzamiento fuerte y a un lado, tal y como lo había practicado decenas de veces en la semana.

Pero a la hora del pitazo, y en medio del bullicioso Ricardo Saprissa, Friedel decidió jugarse un lado y en fracción de segundos la resolución cambió.

“Pateé ese balón con todas mis ganas… pero si tengo que confesar el tiro iba al lado izquierdo, yo lo había entrenado durante toda la semana, pero antes de que yo pateara ya el portero estaba tirado y la bola ingresó en el centro. Casualidad o no, el gol entró”.

Pese al frío Fonseca celebró con camiseta arriba y con sus manos al cielo, arropado por el calor del éxtasis de poco más de cuatro millones de ticos.

El segundo gol que empujó el público.

Pero si el país danzaba con aquel gol, para el segundo tanto la alegría iba a tomar tintes de festejo mundialista.

Con un pase de más de 40 metros, Mauricio Solís dejó al goleador histórico de la Selección Nacional cara a cara frente a la historia.

“Antes de esa jugada, Harold Wallace había tenido una similar (el lateral apenas remató desviado y desperdició una clara opción)”.

“Así que en el momento que yo me perfilo para hacer esa jugada y rematar, conduzco dos o tres metros y yo escuchaba: “Uyy, uuyy” en las gradas, entonces deduje que se me iban a barrer, así que decidí patear y entró.

“Realmente son goles que se dan gracias al apoyo más importante que es el de la afición que en todo momento y en todo lugar nos apoyó hasta el final”, mencionó Fonseca.

Costa Rica celebró así el pase a lo que sería su segunda Copa del Mundo donde enfrentaría a Brasil, Turquía y China.

No cabe duda que aquel fue uno de los partidos más recordados y ante uno de los equipos que más prenden a la afición como el club estadounidense.

 Para el goleador de La Sele, los partidos ante Estados Unidos son especiales y por eso este 15 de noviembre el Estadio Nacional se hará sentir y los norteamericanos pasarán penurias al inicio de la hexagonal.

“Nosotros siempre nos han catalogado como “los pequeños” y los grandes siempre han sido México y Estados Unidos, pero hoy somos el grande y tenemos que demostrarlo y mantenerlo ahí.

“Ante ellos nosotros mostramos el carácter, esa bravura que nos sale a los ticos y por eso nos deleitamos tanto cuando se gana”, concluye.