Por AFP Agencia |5 de noviembre de 2021, 22:45 PM

Genial cerebro del Barcelona y de la selección española, Xavi asumió este sábado el banquillo de un equipo en construcción al que este hijo del club quiere devolver su ADN: el juego colectivo de pases que él encarnó sobre el campo.

Campeón del mundo en 2010, el poseedor de uno de los mejores palmarés del fútbol español, vuelve a 'su' casa para asumir la batuta del equipo por tres temporadas, aunque ahora desde la banda y no desde la medular del campo.

El lugar parecía predestinado para este discípulo de Johan Cruyff y Pep Guardiola, criado en el "tiki-taka", el juego de toque popularizado por el Barça en el inicio de la década de 2010.

El regreso devuelve al metrónomo del centro del campo al inicio de su historia de amor con el Barcelona, interrumpida en 2015 con su marcha al Al-Sadd catarí, justo después de ganar una cuarta Liga de Campeones.

Durante la era Guardiola (2008-2012), el mundo se maravilló con los precisos pases de este centrocampista, auténtica piedra maestra del edificio azulgrana que dominaría Europa durante varios años... aún estando a la sombra de Lionel Messi y otras superestrellas.

Tras colgar las botas en 2019 para debutar como entrenador con el Al-Sadd, Xavi sigue siendo un técnico relativamente poco experimentado, pero hace años que desarrolla su propia visión de juego y un conocimiento enciclopédico del fútbol.

Nunca Balón de Oro.

Este pequeño centrocampista (1,70 m y 67 kg), entró a los once años en la Masía, el centro de formación del Barça, donde irá superando categorías hasta su debut con el primer equipo en 1998, a los 18 años.

Y pese a las dudas generadas inicialmente por su imagen de fragilidad, se convertirá pronto en titular y después capitán, coleccionando títulos: cuatro Champions (2006, 2009, 2011, 2015), ocho Ligas, así como un Mundial (2010) y dos Eurocopas (2008, 2012) con España (133 internacionalidades). 

En total, Xavi Hernández acumuló 23 trofeos en 767 partidos con el club azulgrana, sólo superado en número de encuentros por Lionel Messi (778 partidos).

A pesar de esta carrera excepcional, Xavi nunca logró el Balón de Oro, a menudo superado por su compañero Messi.

Pero poco importa porque para el jugador Xavi, el equipo pasa antes que todo lo demás. "Para mí el fútbol es imaginar combinaciones y pases", explicaba.

Y Xavi como entrenador del Barcelona era algo que tenía que llegar. "Me siento preparado para entrenar al Barça", decía en junio pasado en una rueda de prensa.

Brillante, pero discreto.

Entre sus modelos, Xavi cita a su padre, "además de Cruyff, que cambió la historia del fútbol, y de Joan Vila (entrenador del fútbol base azulgrana, ndlr), mi padre futbolístico, que sabe más de cruyffismo que el propio Cruyff", afirmaba el pasado año en una entrevista con el diario La Vanguardia.

"Y Guardiola también, una gran influencia", explicó Xavi, que lo tuvo como compañero en el vestuario antes de tomar su lugar en el centro del campo... y convertirse en su portavoz sobre el terreno de juego.

¿Tuvo que hacer alguna concesión sobre su idea de fútbol al pasar de jugador a entrenador? "Pocas, realmente", dijo Xavi antes de ganar su primer título en un banquillo, al alzarse en abril de 2021 con el campeonato de Catar con el Al-Sadd, con el que tenía contrato hasta 2023.

"Creo en tener la pelota tanto como sea posible, con mucha  presión, jugando en la mitad opuesta, empujando con ataque. Es el fútbol con el que viví en el Barcelona y la selección", asegura.

Jugador brillante pero hombre discreto, se sabe poco de su vida personal: apenas se le conoce una pasión por recoger champiñones, en la que inició a Piqué y su pareja Shakira.

Y una gran generosidad. Con la periodista catalana Nuria Cunillera, su esposa desde 2013, Xavi donó un millón de euros a hospitales de Barcelona en plena pandemia en la primavera de 2020, tres meses antes de sufrir él mismo el covid-19. 

Generosidad, juego bonito y un hambre voraz de victoria: es el cóctel Xavi Hernández, un remedio que el Barça espera sea su cura.


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