Por José Fernando Araya |6 de abril de 2016, 8:43 AM

Ante todos los pronósticos, el Real Madrid tiene cuesta arriba la serie.

El Wolfsburgo, que llegó achicado por la prensa desde el momento del sorteo de cuartos de final, trajo de vuelta a la realidad a los merengues con un 2-0 sin excusas.

Balde de agua fría no solo para el equipo merengue, sino también para Keylor Navas, que vio cortada su racha de imbatibilidad en el torneo, quedándose a 116 minutos de la gloria.

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Otra vez Alemania se convirtió en terreno delicado para el Madrid que dio a entender que dejó todo su fútbol en los últimos minutos del clásico ante el Barcelona el sábado pasado.

El conjunto alemán fue mejor en los inicios que el Madrid y aprovechó la resaca ‘post clásico’ para hacerle saber las razones de su participación entre los ocho mejores de Champions.

Una falta de Casemiro provocó la pena máxima para el Wolfsburgo. Castigó desde los 11 metros y Ricardo Rodríguez le marcó a Keylor apenas al minuto 17.

Pero lo que parecía apenas una mancha en el partido para el Madrid, comenzó a tomar tintes de desastre con el paso del tiempo.

Sobre todo cuando Maximilian Arnold al 24’ puso el 2-0 en un verdadero descuido de la defensa que fue bien castigado por los locales.

La resaca del clásico comenzó a acabarse para el Madrid que reaccionó solo cuando tuvo el agua hasta el cuello.

La pelota pasó más por el mediocampo, pero sin reacción en ofensiva. Una delantera que se vio más limitada por la salida de Karim Benzema por lesión desde la primera mitad.

Esto dejó sin conexión a Gareth Bale y Cristiano Ronaldo, quienes intentaron remar ante el mar de piernas alemán.

Tampoco fue el día de Modric, Kroos o Marcelo, y más bien fue el Wolfsburgo el que tomó valor para tocar la puerta de Navas, quien salvó en un par de ocasiones su valla.  

Dura derrota para el conjunto merengue, que ahora deberá apostar por las noches mágicas del Bernabéu para marcar tres goles y así llegar a semifinales.

De lo contrario estaríamos ante la sorpresa del torneo y pondría prácticamente punto final a una temporada de crisis para el Real Madrid donde el clásico podría quedarse en un mero espejismo.