Por AFP Agencia |7 de octubre de 2019, 14:41 PM

La presencia de traficantes de drogas provoca la devastación de bosques tropicales en áreas protegidas de Centroamérica, a donde huyen de la persecución de las autoridades, alertaron tres estudios divulgados este lunes en Costa Rica.

Según los estudios realizados por investigadores de El Salvador, Costa Rica y los estados estadounidenses de Oregon y Texas, el istmo centroamericano pierde más de 214,6 millones de dólares cada año en recursos naturales y culturales.

La guerra contra las drogas financiada por Estados Unidos empuja a los narcotraficantes a áreas forestales remotas, según los estudios dados a conocer por la Fundación Neotrópica y la Fundación Prisma de El Salvador, antes de una conferencia climática internacional en Costa Rica.

Esta "narco-deforestación" afecta bosques tropicales en Guatemala, Honduras, Nicaragua y ha comenzado en Costa Rica, según Jennifer Devine, coautora de uno de los estudios de la Universidad Estatal de Texas.

"El mundo necesita aprender la lección del Amazonas, porque (Centroamérica) es el próximo", advirtió Devine, citada en un comunicado de la Fundación Neotrópica.

Señaló que si los pueblos indígenas y comunidades locales no controlan los bosques, y la guerra contra las drogas empuja al narcotráfico a esos bosques, "América Central enfrentará un destino similar a los paisajes consumidos por el fuego en el Amazonas".

Para el profesor David Wrathall, de la Oregon State University, los narcotraficantes en Centroamérica se han expandido a otras industrias para lavar dinero.

"Esto se traduce en grandes extensiones deforestadas para la ganadería, el cultivo de palma africana y las actividades extractivas" en manos de bandas delictivas, señaló Wrathall.

Las investigaciones apuntan que las organizaciones internacionales del narcotráfico han limpiadas vastas áreas boscosas de Centroamérica en acuerdo con ganaderos y madereros locales para el lavado de dinero.

Los estudios se centraron en el Corredor Biológico Mesoamericano, que cubre el sur de México y Centroamérica, con énfasis en la Misquitia en Honduras (Caribe), la región sureña de Osa en Costa Rica y la Reserva de la Biosfera Maya de Guatemala.

"El estudio mostró que los ganaderos a menudo trabajan directamente con representantes de los grandes carteles transnacionales. Sus hallazgos sugieren que los carteles mexicanos han podido aprovechar su influencia local para adquirir territorio y fomentar la violencia", señaló el comunicado.

Un informe de la Fundación Neotrópica calculó que el narcotráfico causa pérdidas por 214,6 millones de dólares por año en bosques protegidos de Centroamérica.