Nueva película sobre Teresa de Calcuta: una santa imperfecta
La India en la década de 1940: la película ‘Teresa: una vida con luces y sombras’ retrata a una monja en medio de inseguridades, principios estrictos y autosacrificio.
Teresa tenía 19 años cuando viajó a la India como novicia. Allí conoció muy de cerca la miseria, el hambre y la enfermedad. Vivió como monja católica y maestra en Calcuta, en la Orden de Loreto, dedicada a la educación y a la labor misionera en la India. Calcuta era entonces una ciudad superpoblada, con servicios públicos desbordados y un sistema de salud prácticamente inexistente.
La película "Teresa: una vida con luces y sombras" nos sumerge en un ruidoso y caótico paisaje urbano de hacinamiento y multitudes. Teresa, nacida como Anjezë Gonxhe Bojaxhiu en 1910 en la capital de Macedonia del Norte, Escopia, fue una mujer que buscó su vocación entre ruinas y penurias: vivir entre los más pobres.
Una mujer que se rebeló contra su iglesia
La película retrata a Teresa, magníficamente interpretada por Noomi Rapace, no como una figura sobrenatural, sino como una mujer que se rebeló contra su iglesia. Su plan fue revolucionario: abandonar el convento, fundar su propia orden, mudarse al corazón de los barrios más bajos y cuidar a los enfermos y moribundos.
La Iglesia se resistió, ya que el deseo de Teresa significaba romper con las antiguas tradiciones y la obediencia, pero ella persistió. En 1948, el Vaticano cedió y, finalmente, en 1950, fundó la orden mundial de las Misioneras de la Caridad.
La cinta, visualmente densa, muestra los barrios marginales de Calcuta y a habitantes marcados por la pobreza y la enfermedad, pero también el mundo idílico de la escuela de niñas, con vestidos rosas, y las espartanas habitaciones de las monjas entre los muros del convento, donde Teresa, como madre superiora, gobernó con mano de hierro.
¿Vanidad o amor al prójimo?
La película muestra a Teresa de forma respetuosa, pero crítica. En una escena, la protagonista cuestiona si su compromiso surge realmente del puro amor al prójimo o de la vanidad. En otro momento, también se pregunta si la compasión deja espacio a la contradicción, por ejemplo, en el tema del aborto.
La imagen de la verdadera Teresa, canonizada por el papa Francisco en 2016, comenzó a agrietarse hace mucho tiempo. En vida, fue una figura controvertida. Organizaciones de derechos humanos la acusaron de dirigir residencias carentes de medicamentos e higiene, que parecían más hospicios que hospitales. Y que, a pesar de haber recibido cientos de millones de dólares en donaciones de fuentes a veces dudosas, los estándares médicos de sus instituciones eran pésimos.
El periodista británico Christopher Hitchens criticó que Teresa de Calcuta "amaba la pobreza, no a los pobres” y no hizo nada para acabar con el sufrimiento. A ella se le atribuye la frase: "Es hermoso ver a los pobres aceptar su destino y sufrirlo como Cristo".
Teresa fue muy crítica con el tema del aborto. En su discurso del Premio Nobel de la Paz (1979), describió el aborto como "asesinato" y "el mayor destructor de la paz", lo que la convirtió en un referente moral para los movimientos conservadores y, al mismo tiempo, en blanco de críticas feministas, quienes la acusaban de subordinar los derechos de las mujeres al ideal del autosacrificio.
Sin embargo, para la directora de la película, Teona Strugar Mitevska, Teresa poseía cualidades feministas. "Se tomó la libertad de ser quien era para lograr su objetivo. Eso, en mi opinión, la convierte en una figura muy feminista", dijo Mitevska a la revista de cine filmdienst.
¿Era Teresa de Calcuta feminista?
Fue una mujer que gozó de autoridad en una iglesia patriarcal, fundó su propia orden y obtuvo repercusión mundial. Además, desafió las convenciones, abandonó el convento y lideró a miles de hermanas. Al mismo tiempo, defendió una visión de la femineidad centrada en la maternidad, la renuncia y la obediencia.
Su vocación fue ayudar a los que sufrían, no a cambiar las estructuras. No era feminista en el sentido emancipador, pero sí en el sentido de la presencia y el liderazgo femeninos. En sus últimas décadas, Teresa tuvo serias dudas. Sus cartas y estractos de sus diarios, publicados en 2007, revelaron una gran soledad y cuestionaron la existencia de Dios.


