Por Adrián Fallas |21 de agosto de 2023, 13:11 PM

100 millones de euros al año. 109 millones de dólares. 57.000 millones de colones. Eso le va a pagar como salario el club de Arabia Saudita, Al-Hilal a Neymar. En los últimos meses los equipos sauditas firmaron al brasileño, a Cristiano Ronaldo, Benzema, Mané, Firmino, Koulibaly, Fofana y Milinkovic-Savic.

Con una billetera que parea inagotable, Arabia Saudita -junto a Catar y los Emiratos Árabes Unidos- están cambiando el deporte mundial.

De acuerdo con The Guardian, los saudíes han gastado 6.3 billones de dólares en contratos deportivos desde el 2021.

El fondo de inversión público de Arabia Saudita (FIP), manejado por el gobierno, es dueño de equipos como el Newcastle de Inglaterra, además de ser dueños mayoritarios de las oncenas Al Ittihad, Al Hilal, Al Ahli y Al Nassr en la liga local.

“Es casi como si los clubes de fútbol se hubieran convertido en quangos [acrónimo de organizaciones no gubernamental cuasi autónomas] en Arabia Saudí”, afirmó Simon Chadwick, de la Skema Business School de París en una nota de The Economist.

Este potencial económico podría generar una fuga de talentos de las poderosas ligas europeas a jugar en Oriente.

Sheikh Mansour bin Zayed Al Nahyan, miembro de la familia real de Abu Dhabi, encabeza el Abu Dhabi United Group for Development and Investment, dueños mayoritarios del City Football Group, con equipos bajo su sombrilla como Manchester City, New York City FC, Palermo y Lommel SK, entre otros.

Dinero catarí se encuentra detrás del Paris SG, una muestra más del poder económico de estos países.

La Saudi Pro League tiene un compromiso de años de duración con los dirigentes del rico reino petrolero en su objetivo de llegar a ser uno de los principales campeonatos del mundo, indicó su jefe de operaciones, Carlo Nohra.

"No es algo que esperamos que ocurra de la noche a la mañana. No es flor de un día, es un proyecto a largo plazo", sentenció Nohra.

"Y no se trata de lanzar el dinero y sucederá", añadió. "Se trata de garantizar que hacemos todo lo adecuado en el camino para poner las cosas, las personas y el ecosistema en su lugar".

Pero los intereses saudís no se quedan en el balompié. Lograron que la PGA, máximo ente rector del golf en los Estados Unidos, aceptara un acuerdo con LIV, liga apoyada por el FIP, para cambiar el panorama del golf al más alto nivel.

Además, Liberty Media, dueña de la Fórmiula 1, ha recibido oferta de parte del FIP para una posible venta. “Lewis Hamilton y Max Verstappen de Fórmula 1 compiten en cuatro países de Medio Oriente este año”, destaca Forbes.

¿Qué hay detrás?

Muchos críticos afirman que la intención de estos países es lograr un lavado de imagen mediante el deporte.

El récord de derechos humanos en Arabia Saudita, Catar -tal y como se reportó de cara al Mundial de la FIFA- y los Emiratos Árabes no es el mejor.

“La estrategia principal de parte de la monarquía absoluta que gobierna este país (Arabia Saudita) es acercarse a Occidente en términos no solamente económicos, sino también en aspectos comerciales y culturales. Tratar de mejorar su imagen en términos ideológicos. Hacer lucir al país como una nación que comparte valores y visiones de mundo del occidente que supuestamente representa la civilización, la democracia y el progreso”, detalla Jorge Barrientos, miembro de la Cátedra Ibn Khaldun de Estudios del Medio Oriente y África del Norte de la UCR.

El profesor de Historia Contemporánea en la UCR añade que “la gran ventaja que tienen es el petróleo y el crecimiento económico y la estrategia clave es hacer a este país mucho más atractivo para inversiones y negocios para que otros sectores muy poderosos de la economía mundial se acerquen a dicha nación”.

Fahad Nazer, de la embajada saudí en Washington D.C., afirmó a The Economist que la idea de que el país está lavando el deporte “no podría estar más lejos de la verdad”.

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