Los asientos vacíos, un problema más para el Mundial de atletismo en Doha
Esta cuestión supone un nuevo quebradero de cabeza para la IAAF y para su presidente Sebastian Coe, en un deporte huérfano de un gancho mediático importante desde la retirada en 2017 de la gran figura Usain Bolt
Catar había prometido a la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) en su candidatura que las gradas estarían llenas en este Mundial de 2019. Pero los asientos vacíos están marcando los primeros días del evento, sumándose a otros quebraderos de cabeza de los organizadores.
Una de las atletas más grandes de la historia, la jamaicana Shelly Ann Fraser-Pryce, logró el domingo su cuarto título mundial en los 100 metros ante un estadio medio vacío, en el que además un número importante de los asistentes son familiares, amigos o miembros de los equipos de todo el mundo que participan en la competición.
El Comité de Organización Local (LOC) emitió un comunicado sobre esta cuestión, ante el revuelo internacional generado por las imágenes de gradas enteras vacías.
"Después de dos días de una afluencia sólida (70% el viernes y 67% el sábado), los números estuvieron por debajo de nuestras expectativas en el tercer día (el domingo), por debajo del 50%, coincidiendo con el inicio de la semana laboral en Catar", explicó un portavoz de los organizadores, citado en el comunicado.
En total fueron unos 11.800 los espectadores que pagaron entrada en el primer día, además de 2.000 invitados. El sábado la cifra fue de 11.300 asistentes a la segunda jornada.
"Tenemos confianza en que nuestros renovados esfuerzos animen a la comunidad local a venir y ser testigos de las impresionantes actuaciones de los mejores atletas", añadió.
Con capacidad total para 46.000 espectadores, el estadio Khalifa, construido en los años 1970, fue renovado por completo en 2017, de cara a este evento y al Mundial de fútbol de 2022, donde será uno de los recintos de la competición.
El aforo se ha reducido para este Mundial, ya que las tribunas superiores de una de las partes del estadio están cubiertas con distintas lonas, para mitigar el impacto televisivo.
Ello pese a que en el interior del recinto hay un sistema de refrigeración que mantiene la temperatura entre 22 y 25 grados centígrados, lejos del calor sofocante del exterior.
Pero en Catar, un pequeño emirato de 2,6 millones de habitantes, el evento no genera gran entusiasmo popular. En el primer día de la competición, una parte de los espectadores abandonó el recinto incluso antes de que la gran figura local, Abderrahman Samba, disputara su serie de los 400 metros vallas.
- Alarmas disparadas -
En los días previos a la competición ya se habían disparado las alarmas en la prensa internacional.
El diario británico The Guardian publicó que se habían vendido 50.000 entradas para el conjunto de los 10 días. Sin embargo, desde el Comité organizador se defendieron entonces, afirman que los tickets para asistir de público al evento tenían un buen ritmo de venta.
Esta cuestión supone un nuevo quebradero de cabeza para la IAAF y para su presidente Sebastian Coe, en un deporte huérfano de un gancho mediático importante desde la retirada en 2017 de Usain Bolt, la gran figura que atrajo multitudes y los focos en la última década.
A las críticas de varios atletas por las condiciones de calor y humedad en la que tienen que disputarse la marcha y el maratón, también con poco público al disputarse pasada la medianoche local, se han unido también las de la falta de ambiente e interés de la población local.
"Todos vemos que es una catástrofe, que no hay nadie en la grada", declaró el pasado sábado, tras la jornada inaugural, el plusmarquista mundial de decatlón, el francés Kevin Mayer.
El canadiense Andre De Grasse, bronce el domingo en los 100 metros, también se refirió a esta cuestión.
"Quizás tendría que haberse buscado estar más cerca de donde están los aficionados. Catar está bastante lejos para los aficionados. Creo que el año que viene, en los Juegos Olímpicos (en Tokio) no será así", confió.
Catar vive además desde 2017 un bloqueo de buena parte de países de su entorno (Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Egipto), con la suspensión de conexiones aéreas. Lo que según alertaban expertos antes del evento iba a impedir que aficionados de esos países se desplazaran a Doha para asistir a este Mundial.