Por AFP Agencia |8 de mayo de 2016, 3:11 AM

Con el recuerdo todavía reciente de los atentados sufridos en París en 2015, Francia prepara su Eurocopa de fútbol (10 junio a 10 julio) con medidas de protección inéditas y de amplio alcance, incluyendo la vigilancia de los "fan zones", los lugares públicos que se espera que acojan a 7 millones de aficionados en las ciudades sede.

Bernard Cazeneuve, ministro de Interior francés, lo recordó el 3 de mayo en la víspera del anuncio de la prolongación del estado de urgencia: "La Eurocopa representará un riesgo, un objetivo, como sus organizadores (la UEFA, el Comité de Organización local, las ciudades anfitrionas y el Estado francés) saben desde el principio, desde 2010, y obligatoriamente desde los ataques terroristas de enero y noviembre de 2015".

Para responder a la amenaza, se han doblado los medios humanos y financieros inicialmente previstos para garantizar la seguridad de la Eurocopa.

En total, las ciudades, responsables de la protección de los "fan zones", invertirán 24 millones de euros (en vez de los 12 previstos) para pagar a agentes de seguridad privados, de 80 a 350 simultáneamente según el tamaño del recinto a vigilar. Con ese dinero también se pagarán los equipamientos de seguridad y detección (arcos, cámaras de vigilancia, aparatos de control magnético...) para controlar actividades, donde se seguirán en directo partidos de la Eurocopa y donde habrá también eventuales celebraciones.

"Estamos preparados"

Con la presión de Alain Juppé, alcalde de Burdeos y presidente del club de ciudades anfitrionas, el Estado francés (8 millones de euros) y la UEFA (4 millones) aceptaron asumir los 12 millones de sobrecoste generados por las medidas suplementarias motivadas por los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París.

Los estadios, que contarán con la protección de entre 10.000 y 12.000 agentes privados de seguridad contratados por la UEFA, tendrán un doble perímetro de control. En total, el presupuesto de seguridad de la UEFA se eleva a 34 millones de euros.

También contarán con seguridad reforzada los lugares de concentración de los 24 equipos, así como los hoteles oficiales del torneo.

El Estado francés se encargará de la protección del resto del territorio y de los transportes por medio de las fuerzas del orden habituales, reforzadas por más de 10.000 militares de cara a un evento "seguro como nunca antes", según el ministro de Deportes, Patrick Kanner, que admite sin embargo que "pese al 100% de precauciones, no habrá un riesgo 0".

El dispositivo está por lo tanto perfectamente diseñado. El ministro Cazeneuve y Jacques Lambert, presidente del Comité de Organización, aseguran que es óptimo ante las circunstancias actuales.

"No vamos a renunciar a seguir viviendo como una gran nación", sentenció el ministro del Interior.

"Sé qué medidas hay que tomar. Estamos preparados, con tranquilidad", apunta por su parte Lambert, que era prefecto de Saboya cuando se disputaron en esa región francesa los Juegos Olímpicos de invierno de Albertville en 1992.

Dudas y advertencias

Pese a todos los esfuerzos, hay voces que alertan a los organizadores de un posible fiasco.

Alain Bauer, presidente del colegio del Consejo Nacionales de Actividades Privadas de Seguridad (CNAPS), repitió sus previsiones catastrofistas seis meses después de haber pedido, un día después de los atentados del 13 de noviembre, la supresión de los "fan zones" por falta de medios humanos para hacer que sean totalmente seguras.

En su opinión es necesario un agente privado de seguridad por cada 100 aficionados, algo que en algunas ciudades estará lejos, especialmente en París, donde una zona para 92.000 hinchas a los pies de la torre Eiffel tendrá 350 agentes privados, además de las fuerzas del orden estatales.

En el otro extremo, la zona de Lens podrá acoger a 10.000 personas, como la de Saint-Denis. En Marsella tendrá capacidad para 80.000 personas en la playa del Prado y en Burdeos para 62.000, en la plaza Quinconces.

Por su parte, el Sindicato Nacional de Empresas de Seguridad (SNES) pidió a sus miembros que se movilicen para suministrar personal a las ciudades que lo necesiten. El Estado francés había puesto en marcha a finales de 2015 una formación específica de 107 horas hasta finales de mayo para más de 1.200 personas, que no tendrán ninguna dificultad para encontrar un primer empleo en este sector.