Por AFP Agencia |4 de octubre de 2021, 12:47 PM

Sobre la cancha de juego Italia es campeona de Europa, pero en el terreno de la modernización de sus estadios, el país anfitrión esta semana de la Liga de las Naciones no está a la altura de sus éxitos deportivos, según sus instancias rectoras.

De Milán a Roma, pasando por Florencia, varios proyectos -algunos ya antiguos- existen para pasar página a monumentos como San Siro, el Estadio Olímpico o el venerable Artemio-Franchi.

Pero los dirigentes de los clubes afectados -Inter de Milán, AC Milan, AS Roma y Fiorentina- aún ven lejano el momento de disfrutar de esos recintos modernos con los que sueñan.

Inaugurado en 1926, San Siro, escenario el miércoles de la semifinal de la Liga de las Naciones Italia-España, y después de la final el domingo, podría así tener aún varios años de vida por delante.

El proyecto de un nuevo estadio, que estaría situado cerca del actual, continúa provocando debate, como quedó reflejado en la reciente campaña de las elecciones municipales en Milán.

En Florencia, las ambiciones del dueño de la Fiorentina Rocco Commisso fueron frenadas de momento por las autoridades italianas, opuestas a la destrucción del estadio Franchi, emblemático con su arquitectura racionalista de los años 1920 y 1930 del siglo pasado.

En Roma, el proyecto de nuevo estadio dispuesto por el antiguo dirigente de la Roma James Pallotta, fue abandonado, pero el nuevo propietario de los 'Giallorossi', Dan Friedkin, explora las opciones para encontrar un emplazamiento.

'1% de inversiones' 

Mientras la edad media de los estadios de la Serie A es superior a los 50 años, y la última gran ola de renovaciones data del Mundial-1990, la Federación Italiana no esconde su preocupación por ese "retraso" de Italia.

"Durante la última década (2010-2020), 153 nuevos estadios fueron construidos en Europa, con una inversión de 19.800 millones de euros", revelaba la Federación en agosto en su informe anual de evaluación.

Pero Italia representó "apenas el 1% de las inversiones", lejos de Turquía y sus 28 estadios construidos o renovados, de Polonia (23), Rusia (16) o Inglaterra (12), estimó la FIGC, juzgando "cada vez más indispensable el lanzamiento de un programa de inversión para la construcción de una nueva generación" de estadios.

Los dirigentes del fútbol italiano palidecieron al leer a finales de 2020 un estudio del despacho Deloitte que comparaba los ingresos por billetería de los clubes en las grandes ligas europeas.

Durante la última temporada antes del COVID-19 (2018-19), los ingresos por billetería alcanzaron los 300 millones de euros en la Serie A (348,5 millones de dólares), por los 760 millones de euros en la Premier League (883 millones de dólares), 540 (627) en la Bundesliga y 520 (604) en la Liga española.

Sólo Francia generaba menos ingresos (232 millones de dólares).

Esa diferencia, según los autores, se explica por la media de espectadores por partido más baja, pero también por el hecho de que los clubes no son en su mayoría propietarios de los estadios.

¿Organizar una competición?

En Italia cuatro equipos son la excepción (Juventus, Atalanta, Udinese y Sassuolo), mientras que la mayoría de los clubes son propietarios de su estadio en Inglaterra o en Alemania.

"Estoy firmemente convencido de que el mayor valor aún no explotado en el fútbol italiano está ligado a los ingresos generados por los estadios en propiedad", asegura Luigi Capitanio, quien supervisó el estudio de Deloitte.

"Estimamos que trabajos de renovación podrían generar 25.000 millones de euros (29.000 millones de dólares) de ingresos para la industria del fútbol y de los sectores ligados", añadió.

Ese potencial económico es además la razón principal avanzada por diferentes expertos para explicar la llegada desde hace unos años de inversores norteamericanos al 'calcio' (Roma, Milan, Fiorentina, Venecia, Parma, La Spezia, Génova).

Una candidatura de Italia para "albergar un gran evento internacional como la Eurocopa-2028, podría dar un impulso, un cambio de dirección", estima Luigi Capitanio.

Esta idea de una Eurocopa italiana, difundida el verano (boreal) pasado por algunos medios italianos, no fue confirmada por las instancias rectoras.

No obstante, el presidente de la Federación Italiana Gabriele Gravina reconoció a comienzos de septiembre, que el país "necesitaba programar la organización de un gran evento deportivo para estimular la economía nacional luego de la depresión provocada por el covid-19".

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