Por AFP Agencia |15 de septiembre de 2021, 5:19 AM

Los cuerpos de combatientes rebeldes siembran las carreteras y los campos que conducen a Chenna, un pueblo en las montañas del norte de Etiopía, escenario de uno de los episodios más espantosos conocidos hasta ahora de la guerra que asola la región desde hace diez meses.

La semana pasada, el gobierno acusó a los rebeldes, el Frente de Liberación del Pueblo de Tigré (TPLF), de masacrar a 200 civiles en Chenna, incluidos mujeres y niños. Los médicos situaron el balance en 125, pero dijeron a AFP que podía aumentar.

El TPLF rechazó las acusaciones y acusó al primer ministro y premio Nobel de la Paz en 2019, Abiy Ahmed, de enviar "curas, mujeres y niños" a la batalla como carne de cañón.

Chenna se encuentra en la región de Amhara, al sur de Tigré, donde estallaron combates el pasado noviembre entre fuerzas progubernamentales y el TPLF.

El gobierno cantó rápidamente victoria, pero los rebeldes mantienen la batalla, recuperando gran parte de Tigré y expandiendo los combates en las regiones de Amhara y Afar.

La violencia llegó a Chenna a principios de septiembre y ahora, este pueblo, un conjunto inconexo de casas de barro, está prácticamente vacío, con sus antiguos residentes repelidos por el olor a muerte.

"No hemos enterrado a toda la gente. Hemos estado enterrando a nuestra gente que ha sido masacrada. Lo llevamos haciendo durante cuatro días seguidos", dijo el martes a la AFP Yalew Kassi, un miliciano de Amhara.

Una tumba recién cavada

Junto a la iglesia ortodoxa cristiana del pueblo, piedras y hojas cubren una fosa común cavada recientemente. Los guerrilleros aseguran que otras sepulturas similares de civiles pueden encontrarse en otros lugares, incluso frente a las casas de los muertos.

"Han aniquilado una familia entera: una madre, un padre, un niño de cuatro años y una niña de seis", dijo Yalew.

Mebratu Adane, portavoz de la milicia local, aseguró que la mayoría de cadáveres no enterrados pertenecían a los rebeldes del TPLF.

"Los lugareños no podían soportar el olor de los cadáveres, por eso marcharon", afirmó.

La AFP no pudo averiguar independientemente el número de víctimas ni verificar si los civiles presuntamente asesinados en Chenna eran guerrilleros.

Los combates en Amhara amplificaron la preocupación internacional por la guerra en el norte de Etiopía, que ya se cobra miles de vidas y ha empujado a la hambruna a cientos de miles de personas, según Naciones Unidas.

La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, alertó el lunes de "los riesgos de contagio a todo el Cuerno de África".

"A pesar de la dinámica cambiante del conflicto, ha habido una constante: múltiples y graves informes de supuestas violaciones de derechos humanos (...) de todas las partes", advirtió.

Los esfuerzos externos para iniciar conversaciones de paz no avanzan, con lo que es previsible un recrudecimiento de los combates.

En Dabat, un pueblo al sureste de Chenna, soldados etíopes practicaron el martes ejercicios físicos y de puntería antes de desplegarse hacia el norte.

"Venceremos a la junta", cantaban los soldados durante su marcha por las calles de Dabat, usando un término peyorativo para referirse al TPLF.

"Nuestro plan es ir al norte y destruir a la junta, y estamos bien preparados", dijo el coronel Eshetu, que solo dio su nombre de pila.

"Hemos estado entrenando durante más de tres semanas", dijo. "Nuestros soldados están más que capacitados para destruir a las fuerzas rebeldes del Tigré", añadió.

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