Por AFP Agencia |19 de marzo de 2021, 19:10 PM

Un ejemplar puede superar los 20.000 dólares y sus criadores, acaudalados empresarios ganaderos de Nicaragua, creen que vale la pena el dinero y cariño que invierten en ellos. El caballo de "pura raza española" tiene su feria cada año.

"Es como cuando tenés un perro, te gusta y lo competís. En este caso son los caballos. Te gusta porque lo montás y te encariñás con él, porque ves las bondades que tiene, la morfología", explica Ismael Reyes, apasionado del caballo que ellos denominan andaluz, por su origen.

Reyes preside la Asociación Nicaragüense de Criadores de Caballos Pura Raza Española (ANCPRE), que este viernes cerró una feria-certamen realizada por ganaderos nicaragüenses en la colonial ciudad sureña de Granada, para promover la crianza de este animal.

"Alimentarlo es una cosa y mantenerlo es otra", explica Reyes.

"No solo es el alimento. En el alimento gastas en el concentrado. El quintal (de concentrado, para 15 días) cuesta 600 córdobas (17 dólares). Más el pasto (...), más el agua. Criar un caballo cuesta alrededor de 200 o 300 dólares mensuales", sin considerar costos de veterinario.

"Nicaragua se ubica dentro de los primeros lugares en Centroamérica en la crianza de caballos españoles (...) Hemos hecho un gran esfuerzo para mantener y preservar y seguir adelante con la raza del caballo español", aseguró a la AFP Pepe Matus, fundador y vicepresidente de la Asociación.

Muestra de ello, dice, es que su yegua "Organista", que acaba de ser premiada, es hija de "Honesto", a su juicio uno de los mejores caballos que tenía el país, y que dio grandes crías.

De pelaje tordo -gris con machas blancas de diversas formas-, el ejemplar mide más 1,60 metros de altura y llega a pesar hasta 600 kilogramos. Requieren de duchas diarias, explican los expertos.

Los propietarios son reservados en cuanto al valor de un ejemplar, pero publicaciones especializadas detallan que puede superar los 20.000 dólares, en una región marcada por la pobreza y desigualdad.

"Nicaragua tiene muy buenos ejemplares hembras y machos y las camadas de crías son de alta calidad genética", agrega Matus.

En este certamen, los jueces vienen de Costa Rica y España. Ismael Reyes, cuyo criadero supera el centenar de ejemplares, es consciente de que, en esta afición, pesa también mucho la subjetividad del dueño.

"Tu crees que tienes el mejor caballo del mundo y viene un juez y te lo desbarata, pero eso no quiere decir que lo vas a dejar. Uno cría los caballos para uno, no para el juez. Todos tienen su belleza y uno se encariña con ellos", asegura.