Por AFP Agencia |12 de abril de 2017, 2:14 AM

"Yo no quiero ser Messi, yo quiero ganarle", dijo el argentino Paulo Dybala en la previa del encuentro entre la Juventus y el Barcelona . La 'Joya' cumplió sus palabras y con un doblete se convirtió en la llave maestra del triunfo italiano (3-0).

Protagonista de un partido extraordinario, el argentino borró a su compatriota y a todo el Barcelona el martes en Turín. Y dejó para otros las inevitables comparaciones entre él y el '10' culé.

"Messi, ¿quién? El extraterrestre es Dybala", tituló este miércoles el diario Tuttosport, que se edita en Turín y que, por lo tanto, es pro-juventino. En los medios de la competencia, el Corriere dello Sport titulaba por su parte "El nuevo Messi".

Enfoque que siguió La Gazzetta dello Sport, llevando a su portada el titular "Sí, él es el heredero".

La historia ya se conoce. Fue el propio Leo Messi quien señaló a Dybala, en octubre de 2015, como su heredero. "Paulo es un gran jugador. Él es el futuro", dijo entonces.

Una año y medio después de ese vaticinio, el jugador de la Juventus demostró a Europa lo que Italia ya sabía desde hace tiempo: que a sus 23 años, Paulo es un "fuera de serie", un jugador extraordinario que hizo verdad la profecía de la Pulga.

"La progresión de Dybala ha aumentado exponencialmente durante los últimos dos años. Hace ya tiempo que está al nivel de los cinco mejores jugadores del mundo y creo que no desentonaría entre los tres primeros", aseguró el martes Gianluigi Buffon.

El portero y capitán de la 'Juve' forma parte de esa "banda de leones hambrientos" que el joven Dybala, nada más aterrizar en Palermo, dijo haberse encontrado en Turín.

Poco después de aterrizar en Sicilia, donde el argentino llegó antes de cumplir los 20 años, se ganó el apodo de "u picciriddu", "el pequeño chico". De físico ligero, cara redonda de niño y una bota izquierda que era un diamante en bruto.

'Dybalamask'

En Turín Leonardo Bonucci, Giorgio Chiellini, Andrea Barzagli y Mario Mandzukic, entre otros, le enseñaron la exigencia a las que hace frente un gran club como la Juventus. Alabado por su madurez y por ser consciente de su propio destino, Dybala aprendió muy rápido. 

Crecido entre leones, el argentino gusta de celebrar los goles con un gesto de manos que se conoce como 'Dybalamask', una máscara de luchador que contrasta con la sutileza con la que se emplea en el césped.

El martes, ante su público y con el número 21 en la espalda, que antes llevaron Andrea Pirlo o Zinedine Zidane, Dybala puso en pie a los hinchas de la 'Juve' y de rodillas al Barcelona.

Dybala descorchó el encuentro en el minuto 7, cuando el colombiano Juan Cuadrado -que fue un martirio para el francés Jérémy Mathieu- le cedió el balón. 

El argentino la pisó, se dio media vuelta al tiempo que dejaba clavada a toda la zaga del Barça, y definió de rosca ante la estirada del alemán Marc-André Ter Stegen.

El segundo golpe llegó en el minuto 22, con otro 'chut' con la bota izquierda pero esto vez más fuerte y a la carrera. Igual de preciso que el primero.

"Es una de las mejores noches. Estoy muy contento porque son momentos con los que siempre sueñas desde que eres niño", explicó el jugador tras el encuentro.

Ya no es un niño, tampoco es Leo Messi. Simplemente es la 'Joya'.