Por AFP Agencia |28 de octubre de 2020, 5:28 AM

Catar entonó este miércoles el mea culpa por los exámenes ginecológicos forzados a los que fueron sometidas varias mujeres en el aeropuerto de Doha para hallar a la madre de un recién nacido abandonado.

"Aunque el objetivo de estos exámenes decididos con urgencia era evitar la fuga de los autores de un crimen horrible, el Estado de Catar lamenta la aflicción o la violación de las libertades individuales que esta acción pudo haber causado a los viajeros", indica un comunicado publicado en una web gubernamental.

El 2 de octubre, agentes del aeropuerto de Doha hicieron desembarcar a las pasajeras de un vuelo con destino a Sídney, y después las obligaron a someterse a exámenes ginecológicos para averiguar si alguna de ellas había dado a luz recientemente, después del descubrimiento de un recién nacido abandonado en los baños.

Posteriormente, las autoridades australianas afirmaron que había más vuelos afectados.

El primer ministro de Catar, Jaled bin Jalifa Al Thani, aseguró en un comunicado que se llevará a cabo una investigación "completa y transparente".

Añadió que Catar estaba "comprometido a garantizar la seguridad y comodidad de todos los pasajeros que transitan por el país".

El incidente provocó una disputa diplomática entre Doha y Australia, que protesta por el trato otorgado a sus ciudadanas.

El miércoles se supo que el número de aviones afectados era mayor de lo que se creía inicialmente. La ministra de Relaciones Exteriores australiana, Marise Payne, dijo en el parlamento que mujeres que se hallaban "a bordo de diez aviones en total" fueron sometidas a pruebas ginecológicas forzosas, una situación que describió como "muy preocupante" y "grosera".

"Nos enteramos ayer" a través de la misión diplomática australiana en Doha, afirmó Payne.

Añadió que se vieron afectadas 18 mujeres, de las cuales 13 australianas, junto con otras "ciudadanas extranjeras". Según informaciones de la AFP, una francesa a bordo de uno de estos aviones figura entre las víctimas.

Golpe a la reputación

La ministra australiana no proporcionó los destinos de los otros vuelos afectados.

Altos cargos australianos afirman que Camberra está en contacto con otros países para expresar conjuntamente su preocupación por estos abusos. Pero se negaron a decir cuáles para respetar la privacidad de las víctimas.

Payne reconoció que no había hablado con su homólogo catarí y precisó que quería "ver el informe" sobre el incidente, previsto esta semana.

Este escándalo podría asestar un golpe a los esfuerzos del rico país del Golfo por mejorar su imagen antes del Mundial-2022.

Catar, un pequeño país del Golfo muy rico en gas, adquirió prestigio internacional a través de inversiones en los medios de comunicación, el deporte y la cultura. En 2022, el emirato será el primer país árabe en albergar la Copa Mundial de la FIFA.

Con su flota ultramoderna y servicios de lujo, la aerolínea nacional Qatar Airways es una de las más prestigiosas del mundo y su reputación también podría verse afectada por el incidente, estima Mark Gell, fundador de Reputation Edge, una consultoría en imagen.

Australia es un mercado muy importante para Qatar Airways. Antes de la pandemia de covid-19, la aerolínea volaba a seis ciudades del país.

En el peor momento de la crisis, incluso presumió de haber repatriado a los australianos cuando sus rivales tenían inmovilizada la flota en tierra.

"Intento de asesinato"

En su comunicado, el gobierno catarí precisa que "el recién nacido, cubierto con una bolsa de plástico, fue encontrado escondido detrás de un cubo de basura" y denuncia "lo que parece un intento de asesinato".

El comunicado explica que se desencadenó la "búsqueda inmediata de los padres, incluso a bordo de vuelos cerca de los cuales se encontró al recién nacido", de sexo femenino.

La decisión de llevar a cabo exámenes ginecológicos forzados se justifica por la voluntad de "impedir que los autores de este horrible crimen escaparan".

En Catar, oficialmente, las relaciones sexuales y los partos fuera del matrimonio se castigan con penas de cárcel. La monarquía conservadora musulmana intenta silenciar las críticas sobre las violaciones de derechos y libertades.