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Ni guirnaldas ni luces. El sultanato de Brunéi prohíbe este año las fiestas navideñas en nombre de la sharia o ley islámica, aplicada en este rico país petrolero del sudeste asiático.

El sultán Hassanal Bolkiah, uno de los hombres más ricos del mundo, anunció el año pasado la introducción progresiva de la sharia, que incluye castigos como lapidación o amputaciones.

Este mes, las autoridades de este país de unos 430.000 habitantes, de los cuales dos tercios son musulmanes, advirtieron que quedaban tajantemente prohibidos los adornos y celebraciones navideñas porque, en su opinión, podrían hacer descarriar a los musulmanes. El incumplimiento de las directrices se castiga con hasta cinco años de cárcel.

"Para mí va a ser la Navidad más triste que nunca", declaró a la AFP un expatriado malasio que pidió el anonimato.

"Lo mejor del día de Navidad es levantarse y tener la sensación de que es Navidad", añade.

Las compañías tuvieron que retirar los adornos navideños y en la capital, Bandar Seri Begawan, se multiplicaron los controles. Los hoteles donde se alojan turistas extranjeros se quedaron sin las guirnaldas eléctricas y sin árbol de Navidad.

"Todo esto sólo porque lo quiere el sultán", lamenta un expatriado cristiano.

La mayoría de los habitantes tiene miedo de hablar abiertamente de esta prohibición e intenta adaptarse mal que bien. "Voy a trabajar en Navidad después de la misa. Tenemos que acostumbrarnos", dice una camarera filipina contactada por teléfono.

Otros no han dudado en publicar imágenes de Navidad en las redes sociales.

Ni cruz, ni velas

"Esta prohibición es ridícula. Transmite la imagen de un islam que no respeta los derechos de otras religiones a celebrar su fe", estima una musulmana que pidió el anonimato.

"El islam nos enseña -dice- a respetarnos los unos a los otros, y creo que esto comienza por el respeto de las otras religiones".

Otros musulmanes comprenden esta prohibición siempre que se aplique a los lugares públicos. Las autoridades aseguran que el objetivo es evitar la conversión de los musulmanes y los líderes religiosos sostienen que la parafernalia navideña es contraria al islam.

"En las celebraciones de Navidad, los musulmanes que siguen los preceptos de la religión cristiana -utilizando símbolos como la cruz, las velas encendidas, los árboles de Navidad, y los cánticos religiosos- actúan contra la fe islámica", declararon este mes responsables musulmanes en una oración del viernes, según el Boletín de Borneo.

El sultán, cuya fortuna se estima en 20.000 millones de dólares, es propietario de la cadena hotelera Dorchester Collection. La aplicación estricta de la sharia provocó el año pasado llamados al boicot de hoteles de su propiedad.

Algunos bruneanos consideran que la prohibición de las celebraciones de la Navidad es un paso peligroso hacia la intolerancia religiosa en Brunéi, el único país del sudeste de Asia en aplicar estrictamente la sharia.

"En la era de la globalización, muchos países intentan unir a las personas distintas y de religiones diferentes, pero no parece ser el caso aquí", declara a la AFP un extranjero de religión católica.