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Bolivianos navegan en botes por sus pueblos inundados por las lluvias

Miles de bolivianos que han perdido sus casas y pertenencias se trasladan en botes en pueblos inundados por una temporada de lluvias...

Por AFP Agencia |10 de febrero de 2014, 7:53 AM

Miles de bolivianos que han perdido sus casas y pertenencias se trasladan en botes en pueblos inundados por una temporada de lluvias, que ya ha causado un desastre con más de 40 muertos y decenas de miles de damnificados en el país más pobre de Sudamérica.

En Rurrenabaque, un poblado amazónico del noroeste de Bolivia y una de las áreas más castigadas por las inclemencias del tiempo, la lluvia no daba tregua.

Donde había calles de tierra o avenidas asfaltadas, ahora sólo hay agua que cubre esta localidad de unas 36.000 personas.

La mayor parte de los pobladores son campesinos pobres que viven de la agricultura y ganadería y han perdido sus cultivos y animales. En las últimas dos semanas abandonaron a su suerte sus precarias casas luego que un alud cayó desde un cerro y mató a 10 personas.

Otro deslave de un cerro, esta vez en Cochabamba, centro del país, barrió el sábado las viviendas de 15 familias y dejó un número aún indeterminado de muertos y desaparecidos.

Los nueve departamentos de Bolivia soportan desde hace meses inclemencias del tiempo, lo que ha forzado al gobierno central a declarar la emergencia nacional para liberar fondos públicos que permitan responder a la tragedia.

Según los últimos reportes oficiales, la temporada de lluvias ya ha dejado 42 muertos y más de una decena de desaparecidos por inundaciones, riadas o aludes.

"Tenemos el último reporte de Defensa Civil que señala que las familias damnificadas alcanzan a 47.466 familias en todo el territorio, tenemos 42 personas que han fallecido y 15 personas desaparecidas", informó este lunes en rueda de prensa el ministro de Defensa, Rubén Saavedra, principal responsable operativo en las labores de rescate.

El domingo en la madrugada ingresó un nuevo frente de agua del río Beni, que baña parte de Rurrenabaque.

"Estamos recontrainundados", afirma en grado superlativo José Luis Andia, director del municipio, entidad que atiende a unas 3.000 personas afectadas por las inclemencias del tiempo.

"Esta ha sido una de las más fuertes inundaciones en la historia de Rurrenabaque", se lamenta.
Albergues en iglesias

Muchos desplazados fueron alojados en escuelas, iglesias o dependencias municipales, pero un gran número duermen a la intemperie pues no hay la suficiente capacidad para cobijar a todos.

"Algunos están durmiendo en las calles, en carpas, también hemos distribuido comida en ración seca y luego les vamos a dar víveres para que ellos preparen su comida en ollas comunes", agregó Andia, entrevistado por la AFP.

Cerca de la calurosa Rurrenabaque está el pequeño villorrio de San Miguel del Bala, donde 40 familias de nativos que allí vivían lo han perdido todo por las aguas.

Al lugar sólo se puede llegar en bote. En las últimas horas se observaba el retorno de algunos indígenas que intentaban recuperar parte de sus cultivos de mandioca y plátano.

"Lo hemos perdido todo, todo", dice un apesadumbrado indígena que sólo identifica como Reynaldo y observa con pena la inusual crecida de las aguas. Su vecino, Mario, se queja: "las autoridades no han venido a vernos para ver si estamos vivos o muertos", dice.

Las casitas pobres de San Miguel del Bala estaban rodeadas por el agua y muchos residentes intentaban reunir sus animales y darles refugio en algún sitio para evitar que mueran.
Sobrevuelo en la zona

El presidente Evo Morales se desplazó este lunes hasta la zona donde ocurrió un alud el sábado y sobrevoló el lugar en helicóptero a fin de coordinar personalmente las tareas de asistencia, dijo el gobierno boliviano.

En el lugar, rescatistas aún trabajan para ubicar cuerpos de desaparecidos y las autoridades aún no tenían claridad sobre la cifra de muertos, que podría superar la decena.

En tanto en La Paz, el gobernador de la región, César Cocarico, declaró mediante norma local "desastre departamental", para activar mayores recursos económicos y humanos.

"Hemos declarado emergencia departamental" para desplazar más rescatistas, utilizar más recursos económicos (destinados inicialmente para obras) y buscar cooperación económica del gobierno central, señaló.

La temporada de lluvias, que suele comenzar en noviembre y dura hasta febrero, se anticipó esta vez a septiembre y se extenderá hasta marzo, según pronósticos del servicio de meteorología local.