Por AFP Agencia |6 de agosto de 2021, 7:48 AM

No hay marcha atrás. Retener a Lionel Messi hubiera supuesto un riesgo demasiado elevado para un FC Barcelona ahogado económicamente y la institución está por encima "hasta del mejor jugador del mundo", explicó este viernes su presidente, Joan Laporta, un día después de anunciar el sorpresivo adiós del astro argentino.

Todavía bajo el impacto de la noticia que ha sacudido al fútbol mundial, Laporta trató de explicarle a la hinchada por qué el futbolista más brillante de su historia dejará el Barça con 34 años, pese a que su intención era quedarse. Ahora, el ganador de seis Balones de Oro estudia ya otras ofertas.

"Cuando hemos conocido a fondo la situación del club como consecuencia de la auditoría, da mucho respeto, y no queremos poner más en riesgo la institución", explicó Laporta en una esperada comparecencia en Barcelona.

"No tenemos margen salarial, la gestión calamitosa de la junta anterior excedió el límite salarial", añadió sobre la delicada situación del club, que pronostica unas pérdidas de casi 500 millones de euros (589 millones de dólares) en la temporada 2020/2021, más del doble de lo previsto. 

Los números ahogan al Barça, que no consigue ajustarse al 'fair play' financiero que le exige la Liga española y tampoco le convence la millonaria entrada de un fondo de inversión en la competición, anunciado a comienzos de semana. Arrinconado, entre la viabilidad y su estrella, ha elegido salvarse.  

"Tenemos una institución que tiene casi 122 años de historia y que está por encima de jugadores, incluso del mejor jugador del mundo", lanzó el presidente que regresó al club en marzo tras haber dirigido su etapa más gloriosa, la de un Messi y Pep Guardiola estelares, entre 2003 y 2010.

Laporta acababa así con las esperanzas de los más optimistas, que anhelaban que la ruptura aún tuviera solución aferrados a las semanas que todavía quedan de mercado. 

"Obviamente el mejor jugador del mundo tiene otras propuestas", reconoció el presidente antes de admitir que llegó un momento en el que hubo que "dejar las emociones fuera, analizarlo con el rigor y la frialdad que comportan los números" y aceptar que el jugador que ha levantado 35 títulos con el Barça -nadie ha ganado más que él-, tenía que dejar el club.

Caminos separados.

Empieza así la era post-Messi en el Barcelona, y también la nueva vida del atacante argentino fuera de esta ciudad a la que llegó hace dos décadas siendo un niño menudo reticente a dejar Rosario, y de la que se va convertido en una leyenda.

Laporta, que reconoció que esta indeseada ruptura llega al menos dos años antes de lo que hubieran querido, dijo desconocer si el próximo destino de Messi será el todopoderoso París Saint-Germain, donde podría reencontrarse con sus buenos amigos Neymar o Ángel Di María. 

La foto que se tomaron hace unos días juntos en Ibiza, cuando la renovación de Messi parecía cuestión de horas, toma ahora otra dimensión. 

Otro pretendiente potente podría ser el Manchester City de Guardiola, con quien conquistó la parte más gloriosa de un palmarés en el que destacan 4 'Champions', 10 Ligas españolas o 7 Copas del Rey. 

Parece más difícil que recale de momento en Estados Unidos -donde siempre ha dicho que le gustaría probar- o en su amada Argentina, con la que acaba de levantar, al fin, su ansiada primera Copa América ante el archirrival Brasil.

Messi, de quien muchos daban por hecho que rozaría los 40 en el Barça, "no está contento", según Laporta, por dejar la ciudad en la que construyó su hogar y nacieron sus tres hijos. Pero debe tomar decisiones.

"Todos teníamos la intención y las ganas de que se quedara, él ahora también se enfrenta como nosotros a la realidad, que es una realidad que no se puede cambiar", zanjó. 

Silencio.

Tampoco es fácil para la hinchada del Barça aceptar que pierde al atacante que llevó al club a un nivel desconocido y exportó la afición azulgrana por todo el planeta.

"Yo creo que es malo para el barcelonismo porque es el mejor jugador del mundo", lamentó Antonio Sánchez, un conserje de 26 años e hincha del equipo, en el centro de Barcelona. "Sin Messi en el Barça, no es el Barça", añadió decepcionado.

Frente a la mansión costera del atacante en las afueras de Barcelona, a la orilla del apacible Mediterráneo catalán, no dejan de pasar autos gritando el nombre de su ídolo o haciendo sonar el himno del Barça.

Pero, desde el anuncio de su salida, todavía no hay rastro de Messi ni de su entorno cercano, tampoco en las redes sociales. Lo mismo ocurre con una plantilla que, según Laporta, comienza a asimilar que arranca una nueva etapa que hace apenas unas horas parecía increíble.


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