Por Daniel Carmona |26 de febrero de 2023, 8:00 AM

Vivir la experiencia de estudiar en el extranjero quedó de lado para Manuel Núnez que dejó, por un momento, su vida en Estambul, para viajar más de 1000 kilómetros y sumarse a los equipos de rescate en las zonas afectadas por el terremoto que sacudió las ciudades de Gaziantep y Ekinözü el pasado 6 de febrero.

Aunque el oriundo de Coronado reconoce que al despertar solo tenían razón de un terremoto y “no sabíamos la magnitud, las muertes que causó, ni lo dañino que fue”, tomar la decisión de asistir como voluntario no le tomó mucho tiempo.

“Yo llené el formulario entre lunes y martes, cuando el Ministerio de Defensa se comunica conmigo el miércoles, me dicen que ocupa un traductor y que solo tengo una hora para llegar al avión”

Nuñez estuvo cuatro días con un equipo de bomberos de Valencia (España), quienes, a pesar de la experiencia, describían la zona como “una película de Apocalipsis".

Entre las tareas del costarricense estaba el traducir para el equipo de rescate y dar información a los afectados. 

Esta última Núñez la describe como la función más complicada que tuvo, pues “Lo que me afectó fue ver a la gente recibiendo las noticias de que la probabilidad de que los familiares estuviesen con vida era muy baja, por no decir inexistente”.

Los momentos de angustia que vivieron los miles de sobrevivientes, buscando entre los escombros una señal de vida, fue un factor que, lejos de convertirse en violento, mandó una señal de unión a todo el mundo.

"En general, yo creo que incluso Turquía como país dio un ejemplo de unidad. La gente trabajaba el uno con el otro, se trataba de ayudar. Entonces no sentí peligro en ningún momento”.

Días después de lo ocurrido, se publicaron videos de aparentes detenciones a jefes de empresas constructoras, como sospechosos de no seguir los reglamentos de construcción en Turquía, una noticia que le dio la vuelta al mundo y que lleva más de 20 años en el escrutinio público. 

“Después del terremoto de 1991 salió el tema de que las construcciones no estaban reguladas, entre los cambios que se notaba es que no utilizaban la cantidad de varillas necesarias. 

Con la caída de los edificios se comprobó que se inició con la varilla requerida, que pueden ser seis por columna, luego avanzaban con dos varillas y al final cuando ya viene el inspector vuelven a poner las seis varillas”

Semanas después de los terremotos más fuertes que sufrieron Turquía y Siria, el costarricense reflexiona que en Costa Rica hay tiempo para tomar medidas que permitan reducir la cantidad de fallecidos en caso de un evento como el ocurrido el 6 de febrero. 

“La construcción de torres descontrolada que se está dando en muchas partes del mundo, no solamente en Turquía, o en Costa Rica, sino en muchos países, es que son tantas que no sabemos si realmente están construidas bajo la regulación debida".

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