Por Mariela Montero Salazar |26 de mayo de 2024, 8:00 AM

Tan solo en el último mes, tres femicidios han estremecido al país: el homicidio de Kimberly Araya, cuyo cuerpo fue hallado en el Zurquí, la desaparición de Emilce Soto, cuyo paradero aún es desconocido, y el caso de Nadia Peraza, cuyos restos fueron encontrados desmembrados en una nevera.

Entre 2007 y 2023 se registraron 449 femicidios, con 1.397 casos de tentativa de homicidio; y en lo que va del 2024, se reportan al menos 12 muertes violentas, incluyendo 2 catalogadas como femicidios, según el Observatorio de Violencia de Género contra las Mujeres y Acceso a la Justicia.​

Ante esta situación, Teletica.com conversó con la ministra de Condición de la Mujer, Cindy Quesada, sobre las reformas necesarias para abordar este problema.    

 ¿Cómo analiza lo que estamos viviendo con los casos de violencia contra las mujeres en el país, considerando los 449 femicidios desde 2007 y al menos 12 muertes violentas en lo que va de 2024?

El femicidio es algo estructural,  ha tenido picos altos y bajos, y no es algo que se mida inmediatamente, o que se mire solo con lo que está pasando ahora, o por los números de hoy. Lo que sí hemos visto y nos ha preocupado, más que las muertes violentas de mujeres,  es el recrudecimiento de la violencia intrafamiliar, por eso alzamos la voz.

¿Qué factores considera que han contribuido a esta situación?

Desde que asumimos esta Administración entramos a revisar el sistema, para ver qué estaba pasando con las políticas públicas,  que son robustas. Lo que había era un divorcio entre las normas técnicas y la decisión política. Una brecha entre los conocimientos técnicos y los tomadores de decisión. Entonces comenzamos a hacer reuniones donde se vinculan y donde están presentes, no sólo los jerarcas,  sino también las comisiones técnicas. Desde acá se empezaron a generar acciones. Nos dimos cuenta de que las mujeres no tenían a dónde hacer denuncias, por ejemplo. El Poder Judicial nos dijo que estaban llegando solas, sin abogados,  sin un abordaje previo para que ellas supieran a qué se iban a enfrentar.

Hay otro gran componente que es el de la prevención que hemos estado trabajando para el diseño de políticas y de comunicación social.

 ¿Considera que la Ley de Penalización de la Violencia contra las Mujeres promulgada en 2007 y reformada en 2021, ha sido efectiva en la prevención y persecución de los feminicidios, dadas las cifras actuales?

Esto es un tema cultural, lo que hay que erradicar es la violencia machista que está en el ADN  de una cultura que nos ha costado mucho transformar. Mi jefe cuando me contrató me preguntó “¿cómo va a reducir los femicidios? Yo le dije lo que puedo hacer es darle herramientas a las mujeres para que denuncien, y se ha hecho, por eso ha sido evidente el aumento de denuncias. 

Otro eje es la prevención,  y para eso vamos a tener que esperar unos años, y hacer una revisión de las decisiones que se han tomado en el pasado. Incluso cuando llegamos pensamos que era suficiente seguir con las campañas permanentes que teníamos,   pero definitivamente no nos podemos quedar con campañas desde los medios digitales y vamos a volver a campañas de comunicación social visibles. Esto además genera la necesidad de invertir más recursos, y en eso estamos. Acabamos de lanzar esta campaña del ¡Basta ya!, y vamos a empezar a visibilizarla en todos lados. También debemos profundizar la obligatoriedad en las escuelas de educar en estos temas, porque lo que tenemos hoy dentro del sistema educativo es discrecional, hay una directriz para que se aborden estos temas, pero cada educador escoge el tema que quiere abordar; y además no es obligatorio para los educadores participar de capacitaciones.

¿Qué reformas legales considera necesarias para hacer frente a la crisis de violencia contra la mujer?

Creo que las reformas no están tanto en la ley de tipificación del delito, sino en la debida diligencia,  que es donde hemos encontrado más huecos:  en los procesos de seguimiento o en la deficiencia del cumplimiento. Desde el sistema se van a proponer una serie de modificaciones muy puntuales, que ya existen. Porque yo creo que a veces queremos hacer una nueva ley con muchas cosas,  pero al final con cambios puntuales, con pequeñas llaves digamos, podemos lograr que el objetivo se cumpla. 

Por ejemplo,  estamos posicionando el tema del adelanto de prueba para los casos de desaparición de una mujer,  para que puedan hacer allanamientos o capturas de comunicaciones claves y otros elementos que son normativos, para poder captar mejor la data que permite tomar decisiones. En este momento estamos revisando los protocolos para casos de violencia de género. También el tener un listado central de ofensores para que los  cuerpos que atienden primero tengan acceso a esta información, dado que muchos de los casos se dan fines de semana.

¿Qué otras medidas son necesarias para abordar de manera más efectiva la situación?

Hemos venido trabajando con Fuerza Pública, pues son los que responden primero a estos casos, y tiene un rol muy importante. Y acá hay un elemento que es fundamental, por eso digo que esto es cultural y social. Ellos dentro de su misma dinámica cuando atienden un caso de violencia intrafamiliar, no necesariamente lo ven como un delito y se confían. No piensan que van a ir a enfrentarse a un delincuente. Tristemente hemos tenido casos donde incluso se da la muerte de un oficial. Por eso es importante reforzarlo desde la Academia de Policías, y que se vea como un delito y se entienda que hay un riesgo también en el manejo.

¿Por qué el INAMU parece no haber sido efectivo en abordar y prevenir la violencia de género y los feminicidios? ¿En qué aspectos ha fallado?

Nosotros tenemos una auditoría que hizo la Contraloría General de la República que evidencia debilidades importantes en el Sistema Nacional. El INAMU hace grandes cosas, pero no las comunica bien, eso por un lado. Y en segundo lugar, para mí, lo que hemos encontrado es que hubo una idea equivocada de que el INAMU es una ONG que hace lo que hace la Defensoría, que es reclamarle a la institucionalidad lo que no está haciendo, cuando en realidad es el ente rector que debe decirle a las instituciones lo que tienen que hacer y estamos trabajando en eso. 

Otro tema es que actualmente hay solo una unidad de delegación de la mujer para todo Costa Rica que está en San José, por eso estamos convencidos de que había que hacer un cambio en el modelo de gestión del INAMU y estamos en la transformación de la estructuración;  esto va a implicar fortalecer las Unidades Regionales, para que cada una de ellas tenga una delegación; con Los Puntos Violeta,  lo primero que incluimos fueron carteles para la atención a las mujeres en violencia en 32 lugares del país.

   ¿Cómo evalúa la situación de impunidad en los casos de violencia contra las mujeres y qué acciones se están tomando para enfrentar este problema?

Es lo que te decía sobre la debida diligencia, de encontrar donde hay necesidad de más capacitación. A mí me pasan una lista de 189 personas, porque es la capacidad instalada, pero la necesidad es de al menos 2000 al año como mínimo. No solo en el INAMU, también en Fuerza Pública y con los fiscales. Capacitación en el manejo cuando las mujeres llegan solas, sin orientación, a enfrentar un proceso que es revictimizante. Por eso es que de las 30 mil denuncias del año 2022, menos de 1000  llegaron a juicio, y solo 400 a una sentencia condenatoria; por eso hay una sensación de impunidad que es la suma de las debilidades en el proceso y genera esa sensación de impunidad más allá de que las leyes no sean eficientes.

¿Cuál es su mensaje para las mujeres costarricenses que enfrentan diariamente la amenaza de violencia de género y feminicidios en el país?

No es fácil darse cuenta que uno está en una situación de violencia,  les pedimos que se fijen en esas señales importantes de control de celos, el encierro,  el abuso verbal para que logren  pedir ayuda, que sepan que no están solas. Está la línea 9-1-1 habilitada 24/7 para poderles brindar el apoyo del acompañamiento, está la línea 1125. Están las instituciones, muchas tienen protocolos para atender denuncian. No están solas. 

Y a la gente, que sabe que tiene hermanas, amigas, madres, vecinas que sufren de esta violencia, que no seamos testigos silenciosos, o incluso cómplices de este tipo de violencia,  no las dejemos solas, es cuanto más vulnerables están.

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