La mujer que logró escapar de drogas y prostitución y que ahora aprende a leer y escribir
Doña Rosita nos abrió las puertas de su corazón y narró los sufrimientos y sacrificios que han marcado su vida.
La historia de doña Rosa Barrios es un “libro muy grande”, tal y como lo explicó al sentarse a hablar con Teletica.com. Tiene episodios muy tristes y desgarradores. Ha vivido en condición de calle durante 16 años.
Drogas, prostitución y violencia han marcado a Rosita en cada paso, pero hoy está más cerca de donde siempre ha soñado estar.
“La vida que quiero es la que tengo”, aseguró al repasar su historia. Hoy forma parte del grupo de personas que quieren un mejor futuro, que viven un mejor presente gracias al proyecto Chepe se baña.
En la escuela de esta organización está aprendiendo a leer y escribir. Aquí encontró un lugar seguro donde planea sus próximos pasos, dejando atrás los momentos más oscuros de su historia.
-Doña Rosa, cuéntenos un poco acerca de usted.
“Después de que mi bebé me la quitara el PANI, y mis dos chiquitas, entonces mi vida se volvió fatal, se volvió fatal y comencé la droga. También trabajaba de prostituta y todo eso. En mi vida ha pasado mucho. Muchas cosas fatales. Muchas cosas fatales. Desde que murió mi mamá y mi papá.
“Mi vida fue fatal. La cosa es que llegué a tal punto en que terminé en las calles. Pero a pesar de todo, he salido adelante y Dios me ha ayudado mucho a mí.
“Yo le pedí mucho a Dios porque, la verdad, ya yo estaba cansada, cansada de estar en las calles. Entonces le pedí a Dios que me sacara. Yo ya soy una señora, y también quiero ver a mis hijos salir adelante, triunfar y ayudarlos.
“Dios poco a poco me sacó de las calles, de ese trabajo que yo hacía, porque para mí ya es un trabajo que ya no me gusta”.
-¿Cómo ha hecho para cambiar de vida?
“Yo le pedí mucho a Dios y aquí estoy, luchándola yo solita, nadie me ayuda. Mis hijos viven allá en Guápiles.
“Dios me ha ayudado mucho a pesar de como era yo y también doña Estefanía y Mario (de Chepe se baña). Él es una persona muy buena, porque me tienen mejor”.
-¿Cómo se siente con la oportunidad de aprender a leer y escribir?
“¿Cómo me voy a sentir? Me siento bien, gracias a Dios, porque estoy aprendiendo a leer, tengo una buena oportunidad, estoy aprendiendo yoga, baile, ¡estoy aprendiendo a bailar!
“Me ayuda mucho ver a esto (Chepe se baña). Esto es para mí es una motivación, cada día me motiva más y me siento más contenta.
“Yo a veces me pongo triste, me pongo a llorar y todo, pero yo digo ‘tengo que salir adelante’, yo porque si no, si no lo hago yo, ¿qué hago?
-Rosita, ¿se siente orgullosa de dónde está hoy?
“¡Claro!, ¿cómo no me sintiera orgullosa? Si yo me veo en espejo y digo ‘uy, ya no soy la mujer aquella que cuando me veía en un espejo era como ver al diablo’. Ahora no, ahora ya me cambió el rostro, voy a la iglesia y yo digo ¡qué lindo!
“La vida que yo quiero es esta vida que tengo aquí”.
La historia de doña Rosa no es única, se repite día a día en las calles del país. Ella, a diferencia de muchos, encontró una luz en su camino.


