Por Bárbara Marín |30 de octubre de 2022, 8:17 AM

El 28 de junio del año 2005, Santos Bonilla, su madre, y sus dos hermanos, vivieron una situación que les cambió la vida para siempre.

Fue una noche trágica. El mal manejo de un cilindro de gas provocó la salida de este fluido inflamable, el cual, en un momento determinado, desató el incendio que arrasó con lo poco que tenían.

La situación económica de esta familia los obligaba a compartir una pequeña casita con otros inquilinos en Barrio Luján, pero el fuego se ensañó con Santos.

Teletica.com conversó con este joven de 19 años, quien no solo es un ejemplo claro de supervivencia, sino que también nos enseña que los problemas se pueden convertir en oportunidad si así lo deseamos; todo dependerá de la actitud que se tenga para enfrentarlos.

Santos asegura que ese hecho le cambió la vida para bien; le ha traído felicidad, seguridad, metas, trabajo, estudio, y hasta una casa que le regaló el Cuerpo de Bomberos cuando su familia recién quedaba sin nada. 

"Yo me siento muy feliz, sinceramente, con todo lo que ha pasado en mi vida", reconoce este joven durante una entrevista, cuyos detalles puede encontrar a continuación.

Santos, ¿quién sos, y qué fue lo que ocurrió esa noche?

Mi nombre es Santos Bonilla Aragón. Cuando tenía dos años tuve un accidente con un cilindro de gas. La historia se originó cuando yo todavía era pequeño y llegaron a poner el cilindro de gas, pero lo pusieron mal. El gas se empezó a esparcir por toda la casa, y cuando encendieron la cocina, todo alzó en llamas.

Mi mamá sacó a mi hermano pequeño y a mi hermana mayor y, cuando iba por mí, a ella y a mí nos separaba una llama, entonces, cuando la vi, yo me tiré a las llamas, tenía dos años y medio. 

En ese momento ella perdió el conocimiento y me cuenta que, cuando logró orientarse, ya estábamos afuera, pero dice que en ese momento nos vio todos rojitos.

Una vez en el hospital, ¿cuál era el diagnóstico?

Yo me quemé un 97% del cuerpo, pasé ocho meses en coma, y los doctores no sabían si yo estaba vivo o muerto, entonces, a mi mamá le dijeron que firmara un documento para desconectarme, pero ella no quiso.

A los días, recogieron fondos para poder llevarme a EE.UU., porque solo ese país podía reconstruirme la piel y tratarme. Como a los dos o tres días, llamaron a mi mamá para decirle que yo ya estaba bien, pero que habían tenido que amputarme una pierna que estaba muy afectada.

Básicamente, tus primeros años de vida estaban supeditados a citas médicas, curaciones y seguimientos...

Sí, mis primeros recuerdos son yendo en las mañanas a agarrar el bus, y yo ya sabía hacia dónde iba: al Hospital de Niños. Recuerdo cómo iba mi cuerpo, cómo iban las quemaduras, recuerdo casi todo. De los seis años en adelante me acuerdo de varias cosas que me pasaron.

Me acuerdo que, como a los 11 años, me aburría tener que ir al hospital, pero sabía que era importante, porque solo así podía recuperar mi piel.

En tus primeros recuerdos ya tenías tus heridas, es decir, para vos, básicamente no hubo un antes y un después en tu apariencia física...

Sí, yo siento que prácticamente nací así, siento que no tengo secuelas. Yo siento que las cicatrices han sido parte de mí durante toda mi vida y, de hecho, a veces siento que no hubiera sido un accidente lo que me las provocó, si no, que ya nací así. 

¿Te gustan tus cicatrices?, ¿Les tienes cariño? 

Sí, eso nadie me lo quita. A veces me siento muy original, no sé, me siento muy feliz con mis cicatrices, porque, como usted dice, no es cualquiera que sobrevive a eso y que tiene la valentía de salir adelante, yo siento que todo esto pasó por algo y que tiene un propósito para mí.

¿Cuál fue la etapa más difícil?

La recuperación, volver a caminar, y sanar las heridas más grandes.

Claro, fue un largo proceso... ¿Tuviste miedo de no volver a caminar? 

No, eso es algo que me gusta mucho de mí. Es como que siempre he tenido eso de que hay una fuerza que me dice que todo lo puedo lograr. Me decía: ahorita, ahorita vuelvo a caminar, y en menos de dos meses aprendí a caminar. Si me propongo algo, lo logro rápido.

¿Cómo explicarías esa convicción que hay en vos?

No sé, yo siempre he sentido como que uno puede cumplir todo, de verdad. Yo siempre he estado con esa mentalidad de que yo puedo con todo, lo que sea, si me lo propongo. 

Tengo demasiada confianza en mí mismo para lograr lo que quiero.

¿Hasta dónde llega esa confianza?

Yo me imagino muchas cosas; sacar a mi familia adelante, tener mi trabajo deseado, que ya lo tengo, porque trabajo en Bomberos, y sacar mi carrera universitaria. 

Tengo un nivel de confianza que siento que muy pronto voy a cumplir todo lo que yo quiero. Confianza en uno mismo, confianza en Dios, el apoyo de la familia, el apoyo de la gente que lo quiere a uno.

¿Estás consciente de lo mucho que inspirás a otros?

Yo soy consciente que para algunas personas he sobrepasado problemas, y me da gusto que las personas sientan ese orgullo y convicción de que uno puede salir adelante siempre.

Mi accidente no fue nada fácil, y es emocionante que la gente se sienta orgulloso de mí, y yo sigo ahí, feliz de la vida. (risas)

¿Cómo lidiás con la curiosidad de las personas? ¿Alguna vez han expresado compasión?

En algunas ocasiones sí, pero siempre les digo lo mismo, que no me tengan lástima, yo soy una persona más.

Yo juego aquí en el barrio (fútbol) y cuando jugaba con el Sporting, yo les decía que podían jugar como siempre. Les decía: No se sientan con lástima, entren con todo. (risas)

Pero nunca he tenido problemas de bullying, ni de rechazo, más bien, siempre ando metido en todo, me gusta estar metido en actividades, que la gente sepa que puede contar conmigo.

A mí no me gusta que la gente se quede con la duda sobre mi accidente, me gusta que me pregunten, que ellos tengan conocimiento de lo que uno se esfuerza cada día para poder salir adelante.

Si yo los veo muy curiosos, les digo: tranquilos, tranquilos, pregúntenme. Y ellos siempre me terminan preguntando. 

Hoy estás cursando ingeniería en sistemas, y trabajás con el Cuerpo de Bomberos, ¿qué consejo le darías a la ciudadanía para protegerse de los objetos considerados como de alto riesgo de quemaduras?

Los accidentes con incendio casi siempre provocan la muerte o heridas graves, muy graves; las personas no sobreviven, siempre hay que ver dos veces lo que uno está haciendo. Más que todo con el tema del fuego.

Además, que ellos se dieran cuenta de todo el proceso que ha pasado uno, que se den cuenta de que no ha sido fácil, porque no es fácil; las heridas, salir adelante cada día, que ellos se den cuenta de lo rudo que fue.

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