Entrevista: Hacinamiento en cárceles llegó a un punto crítico
El número de privados de libertad que ocupan las cárceles del país ha llegado a niveles que exceden por mucho los establecidos para cada centro penitenciario. Esta situación se encuentra en un punto crítico y corre el riesgo de salirse de control.
Ya los jueces han ordenado cerrar definitivamente las cárceles de Pérez Zeledón, Puntarenas, Cartago, San Sebastián, Pococí, y Limón. También la cárcel para el adulto joven está saturada.
Cada semana, ingresan en promedio 190 personas a las cárceles del país, por lo que ya la sobrepoblación supera el 34 por ciento. En La Reforma y en San Sebastián el cupo está sobrepasado en casi un 60 por ciento.
Ante esta situación, el director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), Francisco Segura, presentó un recurso de amparo contra el ministerio de justicia, porque ya no puede dejar más tiempo a los reos en las celdas del OIJ.
Estas instalaciones no tienen las condiciones mínimas para permanecer en ellas más que 24 horas, pero la situación es tan crítica, que hay gente que tiene más de 10 días de estar allí. Segura afirma que no cuentan con área de esparcimiento, espacio para visitas, ni siquiera camas.
Ferraro, por su parte, asegura que lo que el Ministerio necesita es que les quiten la restricción, pues con los centros penales cerrados pierden “la capacidad de maniobra” para recibir a los privados de libertad que se encuentran en el OIJ.
“En el 2009 se dispara el crecimiento de la población penitenciaria en ese momento teníamos más o menos 8 mil privados de libertad, en este momento tenemos 14 mil”, dijo. Según el ministro, el finalizar la presente administración se habrán creado 5.500 espacios.
Él sostiene que por el momento pasarán a utilizar camarotes de tres niveles, medida que aunque no es una solución, contribuye a atender un efecto perverso de la población, sin reducirla.
“Son medidas temporales, espéciales, de efecto limitado, pero son para hacerle frente a esta situación”, explicó. Mientras tanto, Segura adversa esta medida, pues argumenta que la cantidad de personas que ingresa a las cárceles es superior a la que sale del sistema.
Segura destaca el hecho de que, pese a que en ocasiones sirve como medida de emergencia, la solución no es sacar a cuentagotas las personas que están en las celdas del OIJ, pues otro de los problemas está en la carga económica que representa para el organismo mantener a estas personas en sus instalaciones.
“Estamos en una situación extraordinaria por excepcional y no se puede tratar con medidas y criterios ordinarios. Ordinariamente habría que cerrar esos centros porque la situación es muy mala, pero en las condiciones actuales, al cerrar esos centros, lo único que hicieron fue trasladarle ese problema al OIJ”, explicó Ferraro.