Por Susana Peña Nassar |28 de agosto de 2022, 9:00 AM

¿Recuerda el 'Team Dani'? Fue campaña nacional que, a finales de 2016, se fijó una meta que parecía imposible: recaudar un millón de dólares para costear el trasplante de médula de Daniel León, un niño costarricense diagnosticado con una enfermedad que no le permitía a su organismo producir glóbulos rojos.

Con ayuda de los medios y las redes sociales, la historia de 'Dani' se viralizó rápidamente y, menos de un año después, el 17 de agosto de 2017, él fue exitosamente intervenido en un hospital de Cincinnati, Estados Unidos.

Durante todo este tiempo, su familia documentó el proceso de altos y bajos. Sin embargo, en el aniversario número cinco del trasplante, el joven, quien ahora tiene 16 años, decidió abrir su corazón y compartir su testimonio con Teletica.com.

León es consciente de la movilización que generó su caso y la cantidad de ayuda que llegó, tanto de adentro como de afuera de nuestras fronteras; por eso, hoy solo tiene palabras de agradecimiento para todas las personas que colaboraron con ₡500 o más, ya que gracias a ellas, reconoce, hoy está "vivo y ayudando".

A continuación, puede leer la entrevista completa.

Daniel León, trasplantado de médula ósea hace cinco años
Esta fotografía muestra el proceso de Daniel León, quien recibió un trasplante de médula ósea, hace cinco años, en Estados Unidos.

Actualmente, ¿cómo está su salud?, ¿qué le han dicho los doctores sobre el trasplante?

Mi salud ha estado muy bien. Con respecto al trasplante, yo no tengo absolutamente nada; antes, la hemoglobina (cantidad de glóbulos rojos en la sangre) siempre estaba como 7, 6, 5, 4 cuando estaba fatal, en algunos meses estuve en 3 y me tuvieron que internar, últimamente ese número está en 18. Una persona de mi edad, hombre, lo tiene en 16-17: lo tengo más alto de lo normal. Eso significa que mi médula ósea no está normal, está mejor en esos aspectos. Sí, me dan un montón de medicinas porque me dio injerto vs. huésped, que es cuando el cuerpo rechaza la médula y lo manifiesta en otro lugar, así es como yo lo explico. Lo estuve manifestando en mi garganta, en el esófago, en la piel, el hígado, etc. Estoy tomando medicamentos para controlarlo. Es algo súper leve, no afecta mi vida. 

La garganta era el problema mayor, pero me lo arreglaron hace un mes. A mí me costaba mucho tragar: con cuatro cucharadas, duraba una hora comiendo, tenía que masticar mucho. Mi garganta medía como tres, dos milímetros, entonces me tuvieron que hacer una dilatación y ahora como absolutamente de todo.

Tengo que mejorar algunas cosas, tengo que empezar a hacer más ejercicio; por todo el tiempo que estuve en cama y la pandemia no ayudó, no podía salir a hacer ejercicio, entonces me falta músculo, me falta condición. No es por una enfermedad, tengo mala condición.

Luego de pasar toda su infancia entre hospitales, ¿cree que regresó la “normalidad”? ¿Cómo es su vida ahora?

Siento que, en este momento, no tengo una vida normal, pero tengo una vida que disfruto y que amo. Antes decía mucho que era una vida normal, pero ¿quién quiere estar una, dos, tres veces al mes en el hospital y tomar medicinas? A eso me refería con una vida normal. Hoy por hoy, sigo yendo a los hospitales, tomando medicinas, etc., pero aprendí que esa es mi vida y que después de todo, todo, todo lo que yo pasé, ¿por qué quiero tener una vida normal? Si tengo la vida más anormal del mundo, ¿por qué no la disfruto?

Hoy voy al cole, estudio, tengo planes para ir a la U… aún no sé qué quiero estudiar, pero ya me gradúo el otro año (estoy en décimo). Me han estado gustando mucho las Ciencias, estoy viendo si entro al TEC a estudiar Biotecnología, es lo que más me está llamando la atención, he cambiado miles de veces de carrera, porque ahora me puedo dar ese privilegio: nunca, antes, pensé si acaso llegar a la U o al colegio; y ahora tengo el estrés de un adolescente normal, y lo disfruto.

Encontré cosas que me gustan, me gusta mucho el animé, los videojuegos (eso ha sido toda mi vida), las películas (Star Wars, Marvel, Harry Potter), me considero una persona muy geek, me encanta todo lo que tiene que ver con tecnología, los juegos de mesa; amo la música, siento que es una de mis pasiones, la única que tengo, porque me ayudó en muchos aspectos de mi vida. Estoy aprendiendo a tocar guitarra. Tengo un sueño en mi corazón: en algún momento de mi vida, llegar a componer mis propias canciones; no siento que vaya a vivir de música, pero que sea una huella que yo deje en este mundo.

¿Qué es lo que más extrañaba hacer y que ahora, finalmente, puede disfrutar?

Sinceramente, no hay algo que yo de chiquito dijera ‘quiero hacer esto, quiero hacer aquello’ porque nunca pensé muy a fondo. Desde el momento en que a mí me dijeron ‘tiene unos meses de vida’, yo dije ‘sí, hasta aquí llegó mi vida’. ¿Qué extrañaba? Yo antes jugaba mucho fútbol, era portero; ahora no me gusta el fútbol, pero disfruto mucho probar deportes nuevos. Mi deporte favorito, en este momento, es el voleibol, no lo practico, más bien practico tenis: en media pandemia me dijeron que tenía que hacer ejercicio, un deporte que no tuviera contacto físico. He jugado básquet en el cole, fútbol, soy bien malo para absolutamente todo, soy una persona cero atlética, pero lo disfruto: era algo que antes no podía hacer, disfrutar estos deportes, me obligaban a quedarme en la casa.

Debido a los cuidados médicos, ¿las medidas sanitarias durante la pandemia fueron más estrictas para usted?

La pandemia fue mil veces más dura para mí. Desde el primer caso (de COVID-19) que hubo en Costa Rica, yo ya estaba en la casa y, durante todo el 2020, salía de mi casa solo para ir al hospital. Tenía que salir con KN95, las mascarillas grandes, gruesas y esas feas; ya estaba acostumbrado a usarlas, porque en Estados Unidos, si salía, tenía que ir con mascarilla.

Fue más difícil porque tuve que tener mil cuidados más, mi cuerpo estaba inmunosuprimido, lo que significa que yo no tenía defensas. Entonces, si me pegaba el COVID-19, me pegaba mil veces más fuerte. Me acuerdo de que duré un año y medio sin ver a mis amigos, hasta que, en 2021, le pegué una llorada a la doctora y a mis papás, entonces ya me dejaron. A mediados de 2021 fui a Estados Unidos, me puse las dos primeras vacunas de Pfizer, entonces la doctora me dio más libertad: pude empezar a ir a la iglesia otra vez, salir con mis amigos un poquito más, ir al cine, etc.

Daniel León, trasplantado de médula ósea hace cinco años
Imagen de la médula ósea de un donador estadounidense, el día que se realizó el trasplante en un hospital de Cincinnati.

Ahora lo vemos activo en la página ‘Team Dani’, donde escribió por primera vez el pasado 17 de agosto. ¿Por qué decidió contar su testimonio?

Creo que todo empezó con la pandemia, como mucha gente en pandemia que decidió hacer un cambio con sus vidas (hacer más ejercicio, bajar peso o iniciar algún emprendimiento o pasatiempo). Yo soy una persona que piensa mucho, que sobrepiensa mucho las cosas. Entre mis encierros, pensaba sobre mi vida y, en esos momentos, ya estaba empezando un poquito más en la iglesia, y siento que mejoré mucho mi relación con Dios. Un día me sentía tan inútil por dentro, porque yo pasé por tanto y solo estaba callado y no quería nada con nadie, entonces, desde la pandemia, empezó un cambio en mí: dije ‘no, qué feo quedarme con los brazos cerrados si yo puedo dar mi testimonio, ayudar a gente y, si esa gente puede ver un rayito de esperanza, que puedan salir de lo que sea que estén pasando, lo voy a hacer’.

En la iglesia es donde he empezado a contar más mi testimonio, para que vean que Dios existe y que Él está para ayudar a cualquier persona sin importar qué. Entonces, esa fue la decisión que yo tomé y le dije a mi mamá, ahora que cumplía cinco años (del trasplante), como los cinco años son tan importantes porque oficialmente uno es dado de alta, ‘yo nunca he escrito en la página del Team Dani, nunca he dado mis agradecimientos personalmente’, siempre ha sido mi mamá, mi papá o mi hermano. Quise hacer el post, me levanté temprano, me tomé mi tiempo, solo dije ‘que sea mi corazón hablando’ y así fue. Quiero empezar a hablar un poquito más, que la gente me conozca, que pueda ver esperanza, fe y a Dios por medio de mí.

Me llama la atención una frase que usted compartió: “Pasaría mil veces por lo mismo”. ¿Por qué?, ¿qué enseñanza le dejó toda esta situación?

En la Biblia dice que el líder a seguir, número uno, es Jesús porque acá, en el mundo, lo único que hizo fue dar amor. Mucha gente me ha preguntado ‘hey, ¿quién es Jesús?, ‘usted cómo lo ve?’ Yo lo veo como ese amigo cercano, que siempre está para uno; yo admiro tanto eso, lo creo con todo mi corazón, que yo quiero ser así. Entonces, si una persona, un amigo mío, una persona que yo amo con todo mi corazón está pasando por problemas difíciles y yo he pasado por eso, lo quiero ayudar, porque Jesús así lo haría. Dios tiene un amor que podría cambiar cosas.

Todo lo que yo pasé, no se lo deseo a nadie: han sido dolores, tanto físicos como emocionales, que no puedo explicar con palabras, noches en las que ni los doctores ni yo sabíamos si iba a despertar, si en cualquier momento yo solo ‘puf’, desaparecía y me iba y ya: eso no se lo deseo a nadie. Yo ya lo pasé y si esa experiencia sirve para alguien más, pasaría eso mismo otra vez para que a esa persona le sirva y entre en razón de que hay que seguir adelante.

Daniel León, trasplantado de médula ósea hace cinco años
Daniel León celebró el quinto aniversario de su trasplante con una fiesta, a la que asistieron amigos y familiares.

Cinco años después del trasplante, ¿usted es consciente de lo que logró su familia con la campaña “Un dólar por Dani”? Me refiero a unir a todo un país y recolectar una suma de dinero que, al inicio, parecía imposible.

Cinco años después, soy consciente de lo que logramos, no logré yo, logramos. Siento que yo fui el que menos hizo, porque estaba encerrado en mi casa, no quería nada con nadie. Cinco años después, sigo sin creerlo. Todo esto me ha enseñado que hay más gente buena que gente mala; el hecho de que un país como Costa Rica, que es un país pequeño, pero también otros países, porque entraban donaciones en dólares, en euros y en monedas que ni yo sé pronunciar ni conocía…. ¡Llegó a todo el mundo! Eso me hizo entender que hay gente buena en este mundo, solo hay que tener un poquito de fe. ¡Estoy tan agradecido con Costa Rica por enseñarme eso!

¿Qué se siente saber que toda Costa Rica estuvo pendiente de su salud?

Se siente tan bonito y chiva, le da esperanza a la humanidad: que gente que yo no conozca, que en mi vida había escuchado o visto, se preocupen por una persona tan ajena… ¡Es increíble! Eso solo muestra qué tan lleno de amor está el mundo. El mundo se mueve por muchas cosas, plata, favores, posiciones, respeto, pero lo número uno es el amor. Y hago esta segunda pregunta: cuando usted está enamorado, ¿qué estupidez no hace? El mundo se mueve por amor. Todo esto que yo he pasado y que Costa Rica se uniera, que el mundo se uniera, por una persona 100% desconocida, me lo demuestra mil veces.

En ese momento, cuando tenía 11 años, ¿entendía realmente la importancia del trasplante y lo que podía pasar si no se lograba?

Sí. Desde chiquito siempre he sido muy maduro y entiendo las cosas. Por estar tanto entre hospitales y así, desde chiquito entendí que la vida no es fácil. Mis papás sí me dijeron que, si no hacíamos algo, yo me iba a morir, claramente. Yo sabía esa importancia.
Costa Rica me devolvió la fe y la esperanza, porque, más que plata, esa campaña me devolvió las fuerzas. Muy dentro de mi corazón, yo lo agradezco tanto: no fue solo plata, las palabras de aliento y las cosas pequeñitas que hicieron, me dieron fuerza.

¿Sigue en contacto con su donador?, ¿qué palabras podría dedicarle?

Sí, seguimos en contacto con él; de hecho, tengo el número y somos amigos en Facebook, lo sigo en Instagram, de vez en cuando me comenta algunas cosas; no es un contacto constante, pero le escribo de vez en cuando, le escribe a mi mamá para saber cómo estoy yo. Él es una persona increíble, tiene un corazón enorme y me ha dicho que cualquier cosa que ocupemos, que es donador y lo haría otra vez. Tiene un corazón tan enorme que me marcó mucho. No le puedo dar más que gracias. Viene de una familia hermosa, su mamá es una persona hermosa, es una señora que a usted le contagia la felicidad, el amor, es un pan de Dios y él también. 

No tengo más que agradecimiento para darle porque, sin conocerme, aún así, dio una parte de sí, y para él tampoco fue fácil, tuvieron que internarlo un tiempo y fue doloroso; pero él pasó por eso sin conocerme y dice que lo haría otra vez.

Daniel León, trasplantado de médula ósea hace cinco años
Familia León Calvo, quien impulsó la campaña del 'Team Dani' para recaudar un millón de dólares.

¿Qué significan sus papás y su hermano para usted? Movieron cielo y tierra para verlo bien…

No solo mis papás y mi hermano, sino toda mi familia: mis abuelos, tíos, primos, amigos… Ellos estuvieron desde el día uno y apoyaron siempre, siempre, siempre. Yo no tengo más que agradecimiento y amor hacia ellos. Amo con todo mi corazón a mi familia y sé que, como para mí, que no fue fácil, para ellos tampoco. No cualquier persona, por más que sea el hijo, se quedaría con él, hay mucha gente que tal vez solo se va; pero ellos siguieron.

Yo no pude haber pedido un mejor hermano, es la persona que me ha apoyado en todo lo que hago, me corrige cuando estoy mal… Mi hermano es mi mejor amigo, yo sé que puedo contar con él en absolutamente todo y es de las personas que más admiro. Solo puedo agradecerles a todos, a absolutamente todos… Los que ayudaron tanto en mi vida, y que, hoy por hoy, puedo decirles ‘hey, estoy curado’, ‘usted ayudó a que esta persona siga viva el día de hoy’, ‘usted ayudó a una vida’, y que pueda devolver ese favor de alguna manera, porque eso es lo que quiero: que el mundo sepa que aquella persona, por la que usted dio ¢500, está viva y está ayudando. Es un gran anhelo de mi corazón.