16 de diciembre de 2014, 9:19 AM

Un hombre de 50 años en París podría ser el indigente con el mejor cuerpo en todo el mundo. Se llama Jaques Sayagh y ha convertido las calles de la capital francesa en su gimnasio.

Las verjas de los edificios, los faroles, las aceras o el asfalto de la carretera, todo lo aprovecha para mantener sus músculos.

Las drogas y el alcohol lo alejaron de su hogar, pero a diferencia de otros mendigos, este usa el tiempo para ejercitarse.

Recorre las calles de la capital francesa con sus pocas pertenencias, algunas máquinas para ejercitarse fabricadas por él mismo y sus dos perros.

Luego de convertir la calle en un gimnasio rodante, tiene la meta de ganar el gran premio de los pirineos, un concurso de fisicoculturismo que tendrá lugar el 25 de abril del otro año.

Jaques cuenta que lo hace para que sus dos nietos se sientan orgullosos de él.