1 de febrero de 2019, 10:16 AM

'Fyre Festival' fue la fiesta de ensueño a la que todos los jóvenes quería asistir y que terminó siendo una estafa.

El evento organizado por Billy McFarland y Ja Rule vendió en menos de 24 horas el 95% de las entradas y fue tendencia en redes sociales y medios de comunicación.

Netflix documentó el paso a paso de la catástrofe que muchos consideran la estafa más grande en la organización de eventos y lo tituló como "La fiesta más grande de la historia, que nunca pasó".

Se trataba de un evento exclusivo, donde las entradas se movieron entre los $4.000 y $250000, con promesas de casas de lujo en la playa, comida gourmet y los mejores artistas del momento.

Incluso, las 10 supermodelos más famosas del mundo lo promocionaron, entre ellas Kendall Jenner a quien se le pagó $250,000 dólares por hacer una publicación y que ahora es acusada por "estafar" y mentirles a sus seguidores.

Bella Hadid y Emily Ratajkowski también formaron parte de la promoción del festival y enfrentan acciones legales por recomedarlo en sus redes sociales sin el hashtag #Publicidad, que las hubiera librado de cualquier acción legal.

El festival tenía como primer destino la isla de Pablo Escobar, Cayo Norman, pero por discusiones legales de los organizadores con los abogados del propietario tuvieron que pasarlo a la isla Great Exuma.

El evento de más de 6.000 asistentes se desarrolló en una isla que no tenía la capacidad, estructura o agua potable para recibirlos por tres días.

Las "casas de lujo" se convirtieron en tiendas de campañas con colchones mojados, sin servicios sanitarios y sin aire acondicionado.

Respecto a la alimentación, no se pudo complacer las necesidades de los asistentes, no hubo la cantidad necesaria y era comida de baja calidad servida en envases plásticos.

Los artistas prometidos como Tyga, Major Lazer, Blink 182 nunca fueron contratados.

“El mayor fiasco de la historia”, “Una lucha por conseguir colchón”, fueron algunos de los comentarios de los asistentes en Twitter.

El organizador Billy McFarland contrató a más de 200 personas de la Isla para ayudar con el evento, pero ninguno de ellos se le pagó por el trabajo realizado.

McFarland, después del festival utilizó la base de datos de los asistentes e intentó volver a estafarlos por correo electrónico para que compraran entradas a eventos que no se iban a llevar a cabo.

Ahora, Billy enfrent una acusación que podría terminar en una condena de seis años por los delitos de estafa y lavado de dinero, entre otros.

Para conocer más de este caso, puede observar el documental original de Fyre en Netflix.