Por Eric Corrales |26 de mayo de 2024, 8:00 AM

Este 26 de mayo se celebra el Día Internacional de Drácula, una festividad que nació por el día en que Bram Stoker publicó la tan aclamada novela el 26 de mayo de 1897.

Los seguidores del temido personaje comenzaron a conmemorar su día en Europa, luego en América y rápidamente se extendió en todo el mundo.

Pero, es posible que la ficción y la imaginación de Stoker, más allá de un personaje de fantasía, se basara en alguna persona real de la historia.

Durante mucho tiempo la gente se ha preguntado si Drácula realmente existió. La respuesta puede estar en Rumania entre el año 1400 y 1500, durante el reinado del príncipe Vlad III de Valaquia, un personaje despiadado y cruel que ganaba batallas y a los rehenes vivos los empalaba alrededor de las principales rutas, esto con el objetivo de infundir temor en los que quisieran atacarlo, de ahí que ganó el apodo de Vlad 'El Empalador'.

También se le conocía como Vlad Drăculea, debido a que era hijo de Vlad II Dracul de Valaquia.

Rápidamente, su forma tan despiadada de matar, donde incluso no tenía distinción entre mujeres y niños, se hizo famosa en toda la región, y logró defender con éxito múltiples ataques de sus enemigos, se asentó en su fortaleza en Transilvania.

Otros escritos apuntan a que Vlad tomaba sangre debido al mito de que la sangre fortalecía el cuerpo. No hay registros exactos, pero algunos historiadores hablan que pudo llegar a empalar a unos 100 mil personas.

“Cuándo Dios manda hasta el diablo obedece”

Se dice que, para el año de 1459, el papa Pío II luchaba contra los turcos y musulmanes que querían invadir Europa, por lo que formó el Concilio de Manuta, para unir a los pueblos y reinos en la defensa.

Todos acudieron al llamado, excepto dos, el rey Matías Corvino de Hungría y el príncipe de Valaquía, Vlad III “El Empalador”.

Sin embargo, el destino no evitó que Vlad se terminara enfrentando contra el sultán Mehmed II, quien necesitaba derrotar a Vlad para seguir con su plan de atacar la Sede Apostólica.

Vlad se vio obligado a crear tácticas de guerra y luchar ideando un plan hasta el momento desconocido, usar “armas biológicas”, su inteligencia para la estrategia de guerra era bien conocida, al parecer, contaba con un número muy inferior de guerreros contra el ejército del sultán.

Por lo que creo una “guerra bacteriológica” y liberó de las cárceles a decenas de hombres enfermos de sífilis, tuberculosis y otras enfermedades altamente contagiosas, los vistió con uniformes de turcos capturados y los entregó al sultán con el fin de propagar la enfermedad en todo el ejército enemigo.

Además de eso, envenenó pozos para que los enemigos no pudieran hidratarse y tuvieran que retroceder.

Según las crónicas de la época, Vlad capturó todos los prisioneros que pudo y los empaló a lo largo del camino, se dice que al menos ocho kilómetros de trayecto estaba lleno de hombres empalados, esto asustó al sultán Mehmed II.

Su táctica de batalla tan despiadada ayudó indirectamente a que los musulmanes no lograran su objetivo principal, invadir la Sede Apostólica.

Según los registros, Vlad murió en batalla contra los turcos en diciembre de 1476. Se dice que su cabeza fue cortada y enviada a Constantinopla para ser exhibida y disipar el terror y la creencia de que era un rey inmortal.

El resto de su cuerpo fue enterrado en alguna parte de Rumania, se sospecha que en Transilvania, donde mantuvo su principal fortaleza, otros aseguran que su cuerpo fue quemado.

Terminada la historia de Vlad Drăculea nacería la leyenda del Conde Drácula, gracias a la inspiración de la pluma de Stoker.

Actualmente, se han creado decenas de libros, filmados múltiples películas, series, desde cortos hasta largometrajes, animados, musicales, series de animé, videojuegos e incluso parodias en torno al personaje.

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