Por Dudly Lynch |19 de julio de 2021, 17:35 PM

Un ramonense de 61 años que se dedica a ofrecer churros, algodones y manzanas escarchadas en festejos populares tuvo que reinventarse ante las múltiples dificultades que ha enfrentado durante la pandemia.

Don Antonio Rosales siempre andaba con su familia de fiesta en fiesta, ofreciendo los productos.

Sin embargo, desde el comienzo de la pandemia el panorama cambió y dejó de percibir ingresos.

La situación fue tan difícil que hasta tuvo que vender su camión.

Ahora se le presentó una oportunidad, que considera una verdadera bendición.

A don Antonio le ofrecieron un puesto a un costado de la iglesia católica de San Ramón y ahí está vendiendo sus múltiples delicias.

Todos los productos los prepara en su casa y en el puesto únicamente vende junto a sus dos hijas.

Observe su historia en el video adjunto.