Por Ignacio Santos |15 de febrero de 2022, 11:30 AM

La hoy diputada electa, Pilar Cisneros, tiene con Canal 7 una extraña fijación para nada correspondida. Acabo de ver una entrevista donde dice que renunció hace 9 años porque le imponían líneas editoriales y comerciales. Si me hubieran impuesto esto habría renunciado en el acto y con absoluta claridad señalando la verdadera razón de mi retiro a televidentes y colegas. Seguro estoy que así procedería cada uno de mis compañeros de redacción.

Muy por el contrario, en el 2013, la hoy política no mencionó ni una palabra de lo que ahora dice y, en una melosa carta de renuncia dirigida a los dueños de Teletica, revela que “los sentí parte de mi familia”. Y apunta, como único motivo de su retiro, que “llegó el momento de bajar el ritmo, de dejar la vorágine de las noticias diarias para compartir más tiempo con la familia”.

Cisneros concluye su lisonjera misiva prácticamente prometiendo “amistad eterna” a los dueños del canal que hoy critica: “Pueden estar seguros que jamás renunciaré a los lazos de amistad, afectividad y cercanía que creamos a lo largo de estos 22 años”.

¿Se percató que había sido presionada años después de redactar la carta y de irse del canal? ¿Dónde calzan esas presiones que hoy sí denuncia en esos 22 años de “lazos de amistad, afectividad y cercanía” con los dueños del canal a los que, según ella, jamás renunciaría?