Por Ignacio Santos |21 de octubre de 2022, 19:11 PM

Para vergüenza de nuestro país, la democracia más sólida y ejemplar de América, la Sala IV de la Corte Suprema de Justicia concluye hoy, en una histórica sentencia, que el presidente de la República, Rodrigo Chaves, y su ministra de Salud incumplieron el solemne juramento que hicieron de respetar y defender nuestra Constitución.

Pero ante la vergüenza, el decoro. Los magistrados de la Sala IV de la Corte Suprema de Justicia concluyen, fundamentada e independientemente, que el cierre del Parque Viva constituye una medida inconstitucional, arbitraria e inaceptable del mandatario contra la libertad de expresión y el ejercicio del periodismo independiente y crítico. No olvidemos que, siendo candidato, Chaves anunció que destruiría La Nación y Telenoticias, molesto por publicaciones de incuestionable interés público realizadas por estos medios.

Para vergüenza de muchos, cuando se hizo el inconstitucional cierre del Parque Viva, procurando destruir a un medio de comunicación independiente, el silencio imperó. Por miedo, conveniencia o ignorancia, o por las tres razones, casi todos callaron, como si un acto inconstitucional del Presidente de la República y de una ministra no fuera una agravio contra todos. Desde el Colegio de Periodistas hasta los partidos políticos, desde las escuelas de Periodismo hasta casi todos los medios de comunicación y los colegas, todos callaron. Algunos, lo cual no fue sorpresa, hasta apoyaron la medida inconstitucional. Con los dedos de una mano cuento los que reaccionaron como periodistas de verdad.

Pero de nuevo, ante la vergüenza, el decoro. El periodista Armando González redacta y presenta ante la Sala IV un lúcido recurso de amparo. Armando, un hombre íntegro y con una robusta solidez intelectual, como periodista y como abogado, para hacer respetar la Constitución, llevó el caso a donde corresponde: a los Tribunales de Justicia.

Decía el también periodista y abogado, José Martí, que “cuando hay muchos sin decoro, hay otros que tienen el decoro de muchos”. Yo agregaría que no importa que esos otros con decoro sean pocos, porque valen por muchos, como en este caso.

Repase el editorial completo en el siguiente video: