Por Juan José Herrera |8 de noviembre de 2022, 12:18 PM

La desaceleración económica que marcará el 2023 podría ser menos severa de lo esperado, pero eso no significa que no será compleja para el consumo de los costarricenses.

Así lo explicó esta mañana el expresidente del Banco Central, Rodrigo Cubero, en medio de una presentación sobre la situación económica actual y las proyecciones para el año próximo.

El principal mensaje de Cubero es que, para él, el país ya tocó sus máximos en inflación, tasas de interés y deuda pública, por lo que esos indicadores serán mucho más favorables para el venidero 2023.

Sin embargo, ese panorama no significa que el próximo año será más fácil que el actual.

“Costa Rica, al igual que muchos países del mundo, está en una situación de estanflación (menor crecimiento económico con mayor inflación), pero no de recesión. Entonces las familias aún deberán enfrentar una situación de mayor inflación y mayores tasas de interés para el próximo año, pero ese choque estanflacionario no será ni similar a lo que tuvimos en 2020 con la pandemia”, precisó.

Cubero añadió que las tasas de interés aún podrían aumentar levemente, pero la inflación debería comportarse a la baja y alejarse del pico de 12,13% que se reportó en agosto, manteniéndose más cerca del 8,9% actual.

"Todavía esperamos que las tasas de interés se mantengan al alza porque ha habido un rezago y no se han terminado de ajustar todavía a los aumentos que ya hemos visto la política monetaria, con lo cual las tasas de interés sí van a seguir aumentando, y eso va a reducir su capacidad de consumo, de manera que el consumo se vería comprometido por ese aumento, pero parcialmente compensado por la reducción en la inflación", dijo.

El tipo de cambio, que para agosto se estimaba en alrededor de ₡700 para 2023, ahora se proyecta en una cifra alrededor de ₡633, algo que también suma hacia la mejora de las proyecciones a futuro.

"Ha cambiado radicalmente la dinámica del mercado porque ha habido cambios en factores internacionales, como la caída en el precio de las materias primas y que las circunstancias internas han cambiado, por ejemplo las presiones de las operadoras de pensiones, eso cambió las dinámicas de mercado pasando de una escasez de divisas a una de superávit", añadió.

El economista resaltó especialmente la resiliencia del país ante el impacto del contexto socioeconómico mundial, una que, dijo, estuvo especialmente apoyada por el crecimiento sostenido en el sector turístico y en el aporte significativo de las zonas francas.

Finalmente, advirtió que el mantener congelados los salarios del sector público, así como las presiones por debilitar la regla fiscal y el debilitamiento de las relaciones entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo también suponen riesgos locales a todas esas proyecciones.

Mientras tanto, la continuidad del proceso de consolidación fiscal, el apoyo del FMI y otros organismos internacionales y las expectativas inflacionarias moderadas siguen siendo oportunidades para el país a futuro.

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