Por Deutsche Welle |30 de enero de 2021, 8:00 AM

Fecha de nacimiento: 12 de marzo de 2021. Cuando la médica veterinaria Bernadette Dierks-Meyer anunció en la página web del Club del Labrador de Alemania que pronto volvería a vender cachorros, la criadora de perros no tenía ni idea de lo que le espera. Probablemente unas diez solicitudes, como siempre, pensó esta mujer, que casi recuerda mejor los cumpleaños de sus perros que los de sus hijos. Pero, a los pocos días, la página de Dierks-Meyer se vio inundada de solicitudes de compra para perritos que aún no han nacido. "Ya tengo más de 60 solicitudes, aunque no he publicado mi número de teléfono. Por suerte, de lo contrario, los interesados me llamarían incluso por la noche. Y sé de criadores que reciben muchas más solicitudes que yo", cuenta Dierks-Meyer a DW.

Con la pandemia del coronavirus, los alemanes están redescubriendo su amor por los animales. Sobre todo, por los gatos y los perros, los animales tradicionalmente preferidos en este país: ya antes de que comenzara la pandemia, uno de cada cuatro hogares alemanes tenía un gato, y uno de cada cinco, un perro. Ahora, entiempos de restricciones de contacto y salida, de soledad y de mucha gente con mucho tiempo, la demanda se dispara masivamente. Según la Asociación Canina Alemana (VDH), en 2020 se compraron alrededor de un 20% más de perros que en años anteriores.

1500 euros por un cachorro

"Quizá sea la necesidad de tener un compañero", es la explicación de Dierks-Meyer. Esta amante de los labradores -cuyo sótano está repleto de trofeos de competiciones deportivas caninas nacionales e internacionales- está recibiendo gran cantidad de correos electrónicos de personas que le cuentan toda su historia familiar y le hablan de sus mascotas fallecidas. "Estos son correos electrónicos muy agradables. Pero no puedo venderles a todos un perro, no tengo tantos", señala.

La doctora en Veterinaria cobra 1.500 euros por cada uno de sus cachorros, una cantidad relativamente pequeña para un perro de raza. Para las personas que, al contrario de Dierks-Meyer, no siguen las estrictas directrices de los criadores (dos camadas en dos años), y que solo ven a los animales como un negocio lucrativo, la pandemia ha traído una oportunidad de oro. Sin embargo, para algunos animales, estos tiempos son todo, menos dorados. En realidad, sonmás bien oscuros.

Última parada: refugio de animales

Julia Zerwas es una mujer que conoce más historias de animales infelices, que de animales que crecen sanos y felices, en entornos adecuados a su especie. Ella trabaja en el refugio de animales Albert Schweitzer, de Bonn. "El otro día tuvimos un caso en el que una persona trajo a su animal porque no se había adaptado a su nuevo entorno después de tres días", dice Zerwas. Los refugios de animales están preocupados por una ola que acompaña a la del coronavirus: temen que muchos animales terminen siendo abandonados, una vez que la pandemia haya terminado y la gente se haya cansado de su nueva afición.

¿Y qué consejo tiene Julia Zerwas para las personas que ahora están pensando en comprar un animal? "Tomar bien en cuenta lo que podría pasar después de la pandemia. Preguntarse: '¿Tendré todavía tiempo? ¿Y ganas?, ¿Encaja una mascota en mi vida normal, o solo en este momento especial?'"

Tráfico ilegal

En la Unión Europea, el negocio con animales se considera actualmente el tercer mayor comercio después del tráfico de drogas y de armas. La Asociación Alemana para el Bienestar Animal denuncia 75 casos de comercio ilegal de mascotas solo entre enero y octubre de 2020, involucrando a más de 800 animales, principalmente perros. El número de casos no denunciados es probablemente mucho mayor.

"Esa linda mascota está a un clic de distancia. Sin embargo, estamos hablando de un ser vivo, que no se puede devolver tan fácilmente como una prenda de vestir, o un juguete que no queremos", dice Hester Pommerening, de la Asociación Alemana de Bienestar Animal. "A menudo se trata de animales enfermos que han sido separados de sus madres demasiado pronto, tienen un comportamiento perturbado y son producidos en condiciones crueles en Europa del Este", advierte Hester Pommerening. "Muchos animales luego mueren porque no han recibido ninguna vacuna". La demanda de Pommerening para la pandemia, pero también para más allá de ella, es clara: "Los animales no deben seguir vendiéndose por internet.”