Por Deutsche Welle |23 de septiembre de 2021, 15:25 PM

El astronauta alemán Matthias Maurer no duda en responder a las preguntas de los periodistas sobre su próximo viaje de seis meses a la Estación Espacial Internacional (ISS). Pero hay un tema que desconcierta momentáneamente incluso a Maurer: el deseo sexual en el espacio. "No hemos hablado de esto, porque es un entorno profesional", responde a DW sobre si los astronautas intercambian ideas sobre cómo manejar su libido.

Gracias a los vuelos espaciales comerciales, es de esperar que aumente el número de personas que pasen tiempo el cosmos. Es diez años, es probable que la primera tripulación de astronautas parta en una misión a Marte que podría durar varios años. La sexualidad es intrínseca a la naturaleza humana e inevitablemente influye en las misiones espaciales. Pero mientras la ciencia espacial avanza, nuestra comprensión del sexo en el espacio sigue siendo básica.

Los pocos experimentos que se han realizado sobre el sexo en el espacio han sido en animales, no en humanos. "Necesitamos saber más sobre la sexualidad en el espacio si nos tomamos en serio los vuelos espaciales de larga duración", dice a DW Paul Root Wolpe, ex bioético de la NASA.

El sexo en el espacio es importante

A la pregunta de DW de si la sexualidad forma parte de la formación de un astronauta, Matthias Maurer responde: "No, pero quizá debería serlo". Por su parte, Saralyn Mark, exasesora médica de la NASA, cree que "si consideramos el sexo como componente básico de la salud, es importante entender las condiciones en las que viven los astronautas”, explica a DW.

El sexo y la masturbación están vinculados a la salud física y mental, y eso no cambia en el espacio. La eyaculación es esencial para que los hombres eviten el riesgo de que se acumulen bacterias en la próstata, y se ha demostrado que los orgasmos alivian el estrés y la ansiedad, además de mejorar la calidad del sueño, lo que probablemente ayude durante una misión espacial bajo altas tensiones.

¿Hay experiencias?

En 1982, la cosmonauta rusa Svetlana Savitskaia, la segunda mujer de la historia en el espacio, se unió a la misión espacial Soyuz T-7 durante ocho días. Cuando ella llegó, ya había dos colegas masculinos a bordo, lo que la convirtió en la primera misión espacial mixta. En su libro "Höllenritt durch Raum und Zeit” (Un viaje infernal a través del tiempo y el espacio), el astronauta alemán Ulrich Walter señala que, según el médico del equipo, Oleg Georgievich Gazenko, el vuelo se planificó pensando en un encuentro sexual.

La segunda misión en cuestión tuvo lugar en 1992, cuando el transbordador espacial Endeavor, de la NASA, fue lanzado con un matrimonio a bordo. Mark Lee y Jan Davis, ambos astronautas, se conocieron en la NASA. Se casaron en secreto un año antes del despegue. Su vuelo conjunto al espacio fue prácticamente su luna de miel.

¿Cuál es la diferencia con la Tierra?

El espacio provocaría una reducción de la libido, al menos al principio, se concluye de la información disponible. Esto se debe a que la microgravedad, la ingravidez que experimentan los astronautas en el espacio, provoca cambios hormonales, como la disminución del estrógeno. Los niveles bajos de estrógeno se han relacionado con una disminución del deseo sexual.

Pero lo que sabemos sobre las hormonas en el espacio procede únicamente de pruebas realizadas en hombres. Esto se debe a que sólo el 11,5% de los astronautas son mujeres, y las relativamente pocas mujeres que han estado en el espacio han optado por tomar anticonceptivos de antemano para evitar la menstruación. Esto hace que sea difícil separar los cambios hormonales artificiales de los causados por el vuelo espacial.

Otro factor que influye en el impulso sexual cósmico es el cambio en el reloj interno de los astronautas. "Cuando estás dando la vuelta al planeta, cada 90 minutos, tus ritmos circadianos se alteran y eso lo altera todo, incluidas tus hormonas sexuales y probablemente tu libido", dice Mark Lee. Ulrich Walter narra en su libro que, "durante su corta estancia de diez días en el espacio, no tuvo libido, pero el deseo sexual de los astronautas se recupera unas semanas tras el regreso”.