Por Deutsche Welle |26 de junio de 2020, 18:03 PM

Hoy hay más personas que nunca huyendo de sus países de origen, casi 80 millones, según la ONU, más del uno por ciento de la población mundial, casi tantos como habitantes tiene Alemania. Es cierto que no todos los refugiados quieren venir a Europa. Además, la pandemia está frenando actualmente los movimientos migratorios. Pero la presión migratoria sigue siendo alta. Europa haría bien en prepararse.

En realidad, el procedimiento por el que pasan los solicitantes de asilo está claramente regulado en la Unión Europea. Según el Convenio de Dublín, el primer país de la UE al que entra un solicitante de asilo debe ocuparse de su caso. Por razones geográficas, se trata principalmente de Grecia, Italia o España. A más tardar, desde 2015 y 2016, años en los que llegó un alto número de refugiados, el sistema parece insostenible. "El actual sistema europeo de asilo ya no funciona y no puede ser reparado con mejoras selectivas. Necesitamos urgentemente un nuevo comienzo”, dijo un portavoz del Ministerio Federal del Interior hace unos días.

Punto crucial de distribución de los refugiados

Alemania, el principal país receptor de la Unión Europea, ha estado abogando por la reforma del asilo durante años. El objetivo principal era una distribución más justa de los refugiados entre todos los países de la UE. En el verano de 2016, la Comisión presentó un paquete de reformas con este fin. Sin embargo, la idea fracasó una y otra vez, debido a la resistencia masiva de algunos países que, hasta hoy, no quieren aceptar refugiados bajo ninguna circunstancia, sobre todo los del llamado Grupo de Visegrado, o sea Polonia, Hungría, la República Checa y Eslovaquia.

Ahora, durante la presidencia alemana del Consejo Europeo, Berlín quiere hacer un nuevo intento. Y las organizaciones de refugiados e inmigrantes animan al gobierno a hacerlo, como el Consejo Federal de Inmigración e Integración: "Pedimos al Gobierno alemán que utilice su presidencia para garantizar que la UE finalmente asuma la responsabilidad conjunta de los refugiados", declaró su presidente Memet Kilic, con motivo del Día Mundial del Refugiado el 20 de junio.

Sin embargo, la propuesta de reforma más importante del Ministro del Interior, Horst Seehofer, no complace en absoluto a estas organizaciones. "Estamos dispuestos a aceptar a las personas que necesitan protección", dijo Seehofer la semana pasada, "pero el imperio de la ley también debe prevalecer para que las personas que no necesitan protección regresen a sus países de origen". Patrick Sensburg, experto en política interior de la CDU, recalcó a DW que este examen preliminar es importante "para contrarrestar el efecto de atracción de la inmigración ilegal".

En entrevista con DW, Wiebke Judith, de Pro Asyl, critica el plan de Seehofer "porque no garantiza que se haga un examen exhaustivo de si una persona es reconocida como perseguida y necesita protección”. Para Judith, "se trata de una decisión que puede incluso significar la diferencia entre la vida y la muerte”.

Patrick Sensburg, del partido cristianodemócrata de Angela Merkel, lo ve de otra manera: "Por supuesto, cada caso individual debe ser examinado en detalle. No se debe regresar a nadie que tenga derecho al asilo. Pero creo que es mejor si el proceso se hace de manera segura y la gente no depende de los contrabandistas, arriesgando sus vidas en casos extremos".

Los socialdemócratas no están del todo en contra

Los planes de Seehofer son controvertidos, incluso dentro de la gran coalición de gobierno de conservadores y socialdemócratas de la CDU/CSU y el SPD. Lars Castellucci, el portavoz de los socialdemócratas para migración, los rechaza como "procedimientos de asilo debilitados". La portavoz de política interior del SPD, Ute Vogt, no está fundamentalmente en contra de un examen preliminar: "En principio, no hay nada en contra de los procedimientos rápidos de asilo en los centros europeos de asilo para determinados grupos de refugiados, por ejemplo, para las personas de países de origen seguros o para aquellos cuyas solicitudes pueden decidirse rápida y fácilmente", dijo a DW. "Lo que rechazamos son los exámenes preliminares antes o en las fronteras exteriores de la UE que socavan el derecho de asilo".

¿Pagar para no recibir a refugiados?

Sin embargo, el obstáculo decisivo para la reforma no son la disputa en el seno de la coalición de Berlín ni las críticas de las organizaciones de ayuda, sino la resistencia de otros gobiernos: los países miembros de Europa oriental preferirían no dejar entrar a ningún inmigrante a sus países, ya sea con o sin motivo de asilo.

La UE y Alemania amenazaron con recortarle fondos a los países renuentes. Pero entre tanto, se discute la idea de que los países que no estén dispuestos a aceptar migrantes puedan, por así decirlo, pagar para librarse de esa obligación. Ute Vogt, del SPD, está de acuerdo: "No se puede lograr mucho por la fuerza. Preferimos un modelo que tenga en cuenta la historia, los puntos fuertes y débiles y los intereses de los diferentes socios”.

Es probable que el gobierno alemán vuelva a introducir esta idea en el debate, así como la propuesta de que los países en desarrollo reciban más dinero de la UE si reciben a sus ciudadanos rechazados y mejoran sus perspectivas en casa. Sensburg considera importante en el debate que se tenga en cuenta la "capacidad de recepción de Europa" para mantener la aceptación entre la población.

Pero es ahora la Comisión Europea la que tiene que hacer propuestas. Hacer frente a la pandemia atará la mayor parte de las energías de la presidencia alemana. "Esta no es la presidencia para la que nos hemos estado preparando durante años", dijo el embajador alemán de la UE, Michael Clauß, esta semana en Bruselas. No cree que Alemania logre un avance en el tema del asilo durante su presidencia, no sólo por la pandemia, sino por la dura oposición a la reforma del asilo: "Algunos países siguen atrincherados”, afirma.

(jov/cp)

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