Por Deutsche Welle 3 de diciembre de 2025, 15:50 PM

El 8 de diciembre se cumple el primer aniversario de la caída del dictador sirio Bashar al Asad. La familia Asad gobernó Siria durante más de 50 años, con Hafez al Asad en el poder desde 1971, tras cuya muerte su hijo Bashar tomó el relevo en 2000.

El régimen autocrático de los Asad provocó un levantamiento popular en 2011, seguido de una brutal guerra civil que duró casi 14 años. Pero el 8 de diciembre de 2024, una ofensiva relámpago liderada por la milicia rebelde Hayat Tahrir al-Sham (HTS), provocó la caída del régimen de Asad, quien, junto a su familia, huyó a Rusia. En enero de 2025, el líder de HTS, Ahmed al-Sharaa, se convirtió en presidente interino de Siria.

Un año después, ¿qué se ha logrado y qué no se ha logrado en Siria?

Seguridad y estabilidad: panorama fragmentado

Ya no se lanzan bombas desde helicópteros sobre territorio sirio, y Rusia ya tampoco lo bombardea. Sin embargo, tal como informó el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (CSNU) en una sesión informativa celebrada en noviembre, "Siria sigue lidiando con un panorama de seguridad fragmentado", además de complejo.

En la capital, Damasco, reina un relativa tranquilidad y, según Syria Weekly, un boletín periódico de Charles Lister, experto del think tank estadounidense Middle East Institute, los niveles de violencia están disminuyendo. Sin embargo, siguen produciéndose enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad del nuevo Gobierno y otros grupos en todo el país, como los pertenecientes a las minorías kurda y drusa de Siria, según señaló el informe del CSNU. También se informa de sangrientos conflictos con la minoría alauita que siguen fundamentalmente sin resolverse.

Las fuerzas pro Asad también siguen presentes, aunque ocultas, y el resurgimiento del grupo extremista Estado Islámico también es problemático. Está claro que las nuevas autoridades sirias no tienen el control total del país, según un informe reciente de la Agencia de Asilo de la UE (EUAA). "Los informes indican casos de anarquía, delincuencia y violencia como represalia", afirmó esa agencia.

Justicia transicional carente de apoyo

Una de las principales razones de los continuos incidentes de violencia es que se ataca a quienes se cree que son antiguos colaboradores del régimen de Asad. Por eso es tan importante la justicia transicional, un proceso que reconocería los crímenes cometidos por el régimen de Asad y otros grupos, según argumentó en septiembre el Centro para la Justicia y la Rendición de Cuentas en Siria (SJAC), con sede en Washington.

En mayo, el Gobierno creó dos comisiones independientes: una dedicada a localizar a los sirios que siguen desaparecidos tras la guerra y otra centrada en los crímenes cometidos por el régimen de Asad. El SJAC informó que la primera ha sido la más activa, mientras que la segunda "ha avanzado menos, posiblemente debido al menor apoyo del Gobierno central”.

Organizaciones como Human Rights Watch también han criticado a la Comisión Nacional de Justicia Transicional de Siria por investigar únicamente los crímenes cometidos por el Gobierno de Asad y pasar por alto los crímenes cometidos por otros grupos, como el HTS y sus aliados.

¿Demasiado pronto para la democracia?

Siria celebró a principios de este año sus primeras elecciones parlamentarias relativamente libres. Debido a las circunstancias, las autoridades explicaron que las elecciones no podían ser directas. Al-Sharaa seguirá siendo presidente interino hasta que se apruebe una nueva constitución.

Sin embargo, siguen existiendo serias diferencias entre el gobierno interino y otras comunidades en cuanto al futuro gobierno del país. Los críticos también afirman que Al-Sharaa está consolidando su poder y comportándose cada vez más como un autócrata. Los expertos señalan que hay que esperar para ver qué ocurre. "Sin duda, es demasiado pronto para hablar de democratizar Siria, pero las nuevas instituciones que han surgido representan un modesto regreso a la política electoral”, escribió en noviembre Patricia Karam, investigadora del Arab Center Washington.

El impacto de la política exterior

Este es probablemente el sector en el que Siria ha experimentado los mayores cambios. Se están reabriendo embajadas y políticos recién nombrados, como el ministro de Asuntos Exteriores sirio y el presidente Al-Sharaa, han realizado giras por todo el mundo.

Anteriormente, Al-Sharaa, que en su día colaboró con la organización terrorista Al Qaeda, figuraba en numerosas listas y se ofrecía una recompensa de 10 millones de dólares por su cabeza. Sin embargo, en septiembre pudo intervenir ante la Asamblea General de la ONU y, en noviembre, se convirtió en el primer líder sirio en visitar la Casa Blanca desde 1946.

En la actualidad, el mayor problema de política exterior de Siria son probablemente las continuas incursiones de la vecina Israel en su territorio.

Sociedad: retornados se encuentran solo con ruinas

Muchos sirios que huyeron del país durante la guerra están regresando a sus hogares. Las cifras recientes muestran que alrededor de 2,9 millones de sirios han regresado, pero se enfrentan a problemas importantes. Según los datos del Consejo Noruego para los Refugiados, "muchas familias regresan y no encuentran más que ruinas”.

Además, muchos de los que regresan tampoco consiguen trabajo, la guerra civil devastó la economía del país. Hoy en día, alrededor de una cuarta parte de los sirios siguen viviendo en condiciones de pobreza extrema.

Y aunque la mayoría de las sanciones de la era de Asad se han levantado, y hay apoyo financiero de países como Arabia Saudita y Qatar, el Instituto Tahrir para la Política de Oriente Medio señala que "este impacto material en la vida cotidiana de los sirios aún no se deja sentir”.

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