Por José Fernando Araya |28 de mayo de 2023, 17:27 PM

Sin importar las nubes que amenazaban con enfriar la final, sin importar el hambre y la espera de muchas horas.

La afición morada llegó desde muy temprano a Tibás, pues por los alrededores del estadio Saprissa todo fue sinónimo de fiesta, de saltos y sobre todo de esperanza.

Los morados corrieron que pasara la lluvia en todos los bares aledaños al reducto para, así “matar tiempo” y matar un poco la sed.

Cerca de las 4 p. m. todos salieron a la calle. Primero para chiflar al autobús de Alajuelense que llegó muy bien resguardado y por el sector norte.

Los manudos aprovecharon la caravana del bus de la Liga para salir a apoyarlos a su paso. Banderas, niños brincando y hasta señoras que lanzaron una última bendición al equipo, eso sí, la feligresía manuda iba disminuyendo conforme llegaba a Tibás.

Pues ahí, fue difícil ver camisetas rojinegras ya y mucho menos banderas.

Afición de Saprissa. Juan Manuel Quirós
Afición de Saprissa. Juan Manuel Quirós

Tras la llegada de la Liga fue el turno de Saprissa. Sin embargo, pese a estar a un hotel a casi cinco kilómetros del estadio, su arribo por el centro del cantón josefino se complicó y el traslado se complicó conforme avanzaba cada cuadra.

Mientras tanto, en las afueras del estadio, leyendas como Marco Antonio Rojas o Francisco Porras ayudaron a la espera con su amabilidad y algunos curiosos que le pedían fotos.

Ya con el Saprissa en el estadio, la espera concluyó y ahora sí, la gente comenzó a llenar a granel las graderías que esperaron poco a poco por la gran final.

Sea quién sea el campeón, en Tibás la fiesta del fútbol estuvo asegurada.

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