Por José Fernando Araya |7 de julio de 2019, 6:55 AM

En un atractivo juego de pretemporada, Alajuelense se impuso 3-1 al Saprissa en el denominado clásico sin colores, que nació como ayuda para el jugador Erick Marín, quien lucha por tercera vez contra el cáncer.

De hecho, la organización del evento reportó al final 15.060 entradas vendidas para este compromiso, por cada una de ellas se destinaría 1.000 colones para la familia del jugador, lo que se traduce en poco más de 15 millones, sin duda un gran aporte.

Dejando la causa de lado, manudos y morados dieron un bonito espectáculo, en un partido mucho más relajado, tal vez el hecho de jugar sin presión hace que el juego sea de mayor nivel.

La propuesta de Andrés Carevic al frente de la Liga gusta mucho. Curiosamente esta Alajuelense juega a lo que le gusta al Saprissa de Wálter Centeno: fútbol sencillo y de un solo toque.

Sobre todo, en la primera parte, los rojinegros dominaron a placer en el centro del campo con Alex López, Bernald Alfaro y Allen Guevara como principales motores.

Arriba Ariel Lassiter, uno de los mejores del partido ayudó a meter presión a un Saprissa que pasó un partido incómodo, sobre todo en salida.

La apertura del marcador llegó rápido cuando Jonathan Moya casó un cobro de tiro esquina para sellar con cabeza el 1-0 al minuto 12.

A partir de ahí los manudos hicieron suyo el partido y más de un olé en las gradas se comenzó a escuchar.

Ni Byron Bonilla, el más incisivo de los morados, pudo sacudirse del dominio. Le cuesta a este Saprissa que en sus hombres en ofensiva nunca pudo encontrar su conexión.

Pese a todo, los morados aprovecharon para equiparar las acciones sobre todo con el ingreso de Mariano Torres, dueño de la creación morada.

Al propio Mariano le terminaron sancionando un penal de por parte de Kenner Gutiérrez que concretaría Johan Venegas al 60’ para la paridad 1-1.

Carevic leyó bien el juego y de inmediató mandó a la cancha a Anthony López quien marcó el 2-1 al 68’, tras una nueva mala salida de Saprissa.  

López tomó confianza y terminó comandando el ataque rojinegro que increíblemente desperdició tres opciones “muertas” para sellar el tercer tanto.

La cereza en el pastel la cerraría Roger Rojas en un contragolpe sobre la hora de Marco Ureña para servirle el tercer tanto y definir en el área al 90+3' para el 3-1 definitivo. 

El clásico sin colores dejó un buen sabor de boca para los rojinegros y la tranquilidad para Andrés Carevic.

Por su parte, para los morados es sembrar un poco la duda de cara al inicio del certamen dentro de dos semanas.