¿Por qué si nuestro coeficiente intelectual es más alto que nunca, entonces no somos más inteligentes?
Tendemos a creer que la inteligencia es una combinación de naturaleza con crianza. Pero como el célebre psicólogo James Flynn le explica a BBC Future, son muchos más los factores que intervienen y alcanzar el máximo potencial está en nuestras manos.
A James Flynn le preocupa dejar el mundo en manos de la llamada generación del milenio.
Como profesor de la Universidad de Otago en Nueva Zelanda, se reúne frecuentemente con estudiantes brillantes con un enorme potencial y comprueba que muchos de ellos no están interesados en el complejo pasado del mundo que les rodea.
"Ellos tienen todas estas habilidades modernas y, sin embargo, salen de la universidad sin diferenciarse del campesino medieval que está anclado en su propio pequeño mundo", dice Flynn.
"Bueno, en realidad están anclados en un mundo mucho mayor (el mundo del presente), pero sin dimensión histórica".
El resultado, piensa, es que tenemos puntos de vista excesivamente simplistas sobre los problemas actuales, lo que nos deja expuestos a la manipulación de los políticos y los medios de comunicación.
El efecto Flynn
Me reúno con él para discutir su último libro, titulado Does your family make you smarter? ("¿Tu familia te hace más inteligente?").
Se trata de una conversación amplia sobre los modos en que el pensamiento humano ha cambiado a través del tiempo, incluyendo un misterioso aumento en el coeficiente intelectual (el "Efecto Flynn", por el cual él es ahora más conocido) y las diversas influencias en pugna por conformar nuestro intelecto durante la vida.
A los 82 años, Flynn es ahora una figura prominente en las investigaciones sobre inteligencia. "Soy un filósofo moral que incursiona en la psicología", afirma.
Como parte de esta investigación filosófica sobre la naturaleza de la objetividad, se encontró con las dudosas afirmaciones de que ciertas razas son intelectualmente inferiores.
Examinando la evidencia, vio que el índice promedio para todos (blancos y negros por igual) había estado aumentando constantemente alrededor de tres puntos por década. Sin embargo, pocas personas se habían percatado.
No se trataba de pequeñas y graduales mejorías. De hecho, entre 1934 y 1964 los holandeses habían ganado 20 puntos.
Sin embargo, habían sido ignorados por las mismas personas que administran las pruebas. "Esto estaba justo delante de sus narices y no lo vieron", comenta.
El papel de los genes
Los sicólogos han sabido durante mucho tiempo que nuestros genes juegan un papel en nuestra inteligencia y que su influencia sólo aumenta a medida que envejecemos.
Cuando somos muy chicos, antes de entrar a la primaria, la genética importa relativamente poco: lo que más influye es si tus padres hablan contigo, te leen y practican cosas como contar números.
Dos estudios sugieren que los genes representan aproximadamente el 20% de la variación en el coeficiente intelectual a esta edad.
A medida que creces y comienzas a pensar por ti mismo, sin embargo, la influencia de tus padres se desvanece.
Pasas la mayor parte de tu tiempo en la escuela y, si tienes el potencial, tu cerebro se desarrollará de acuerdo con la estimulación adicional.
Pero en general, cuando eres adulto tus genes pueden predecir aproximadamente el 80% de las diferencias entre tú y otra persona.
No obstante, el efecto Flynn era demasiado pronunciado y demasiado rápido para ser explicado por el cambio genético.
Ver a través de "lentes científicos"
Flynn y su colega William Dickens han planteado la hipótesis de que exactamente lo mismo estaba pasando a nuestra mente gracias a los cambios en las demandas cognitivas de nuestra sociedad.
Los índices de Coeficiente de Inteligencia (CI o IQ en inglés) miden cualidades tales como el vocabulario, el razonamiento espacial, la capacidad de pensar en abstracto y de reconocer categorías. En conjunto tienen el propósito de reflejar una "inteligencia general".
Mientras a más niños se les pida ver el mundo a través de unos "lentes científicos", como tiende a ocurrir en las escuelas de países desarrollados, más altas puntuaciones tendrán, sugiere Flynn.
"La sociedad nos presenta diferentes exigencias a través del tiempo y la gente tiene que responder".
Pero no es sólo la educación; algunos investigadores han argumentado que todo nuestro mundo está diseñado para hacernos pensar de esta manera, debido a una creciente dependencia de la tecnología.
Como consecuencia, todos nos convertimos en personas un poco mejor preparadas para pensar de manera abstracta, lo que ha conducido a un incremento de al menos 30 puntos en el CI en el último siglo.
El aumento en el coeficiente intelectual no significa tal vez que hemos incrementado nuestra capacidad intelectual, sino que estamos afinando nuestra antigua maquinaria mental para el mundo moderno, en lugar de actualizarlo por completo.
Sin embargo, Flynn sostiene que las mejorías son "sociológicamente significativas", y que reflejan cambios reales en el pensamiento.
Moldeable para siempre
Flynn lo compara con el ejercicio físico: somos moldeados por el deporte que escogemos.
"El cerebro es un músculo y un cambio en el ejercicio mental influye en el cerebro, tanto como si dejaras la natación por el levantamiento de pesas", dice.
El CI es moldeable durante toda la vida. Eso significa que las personas de edad avanzada todavía pueden mejorarlo, gracias a una mejor salud en general (que está vinculada a la inteligencia) y a carreras de más duración y más exigentes intelectualmente, que mantienen activo su cerebro durante más tiempo, frenando su declive.
El análisis de Flynn muestra que incluso unos pocos puntos de CI pueden determinar tu camino en la vida.
Para un muchacho bastante talentoso, entrar en la universidad en Estados Unidos, por ejemplo, viviendo en un hogar un poco más académico podría impulsar su puntuación en los exámenes lo suficiente como para permitirle obtener una plaza en una universidad de prestigio.
Flynn no es un derrotista: no importa nuestro entorno familiar, todos tenemos el poder para tomar nuestro desarrollo intelectual en nuestras propias manos.
Después de todo, los estudios demuestran que nuestras circunstancias actuales dan forma a nuestro actual CI más que nuestra historia pasada.
Otras formas de "mejorar el cerebro"
Le pregunto de qué otra manera podía esperar recibir una mejora en mi cerebro.
"Te puedes casar con una persona, no porque luzca como una estrella, sino porque has hallado un desafío intelectual", me aconseja. "Ella te introducirá en un mundo de las ideas y sus compañeros harán tu vida mucho más interesante".
Lo que nos lleva de vuelta al motivo de su preocupación acerca de la Generación del Milenio.
A pesar de los aumentos en el IQ, le preocupa que no estamos comprometiendo nuestra mente de manera efectiva en los temas que importan.
"No estoy siendo sombrío, pero en realidad la principal cosa intelectual que me molesta es que los jóvenesestán leyendo menos historia y menos novelas serias de lo acostumbrado", dice, alegando que deberíamos tener conocimientos de las crisis que han delineado la historia del mundo antes de formarnos opiniones sobre la política actual.
George Orwell, dice, trazó una realidad distópica donde el gobierno reescribe la historia para controlar y manipular a la población.
"Pero todo lo que necesita son personas sin conocimiento de la historia que luego viven en la burbuja del presente, y configurando esa burbuja el gobierno y los medios de comunicación pueden hacer lo que quieran con ellos", añade Flynn.
En otras palabras, nuestros IQ pueden haber aumentado, pero esto no nos ha hecho más sabios.
"La lectura de la literatura y la historia es lo único que va a sacar provecho del incremento del índice de inteligencia del siglo XX y hacerlo políticamente relevantes", dice Flynn.