Cultura

Recordamos tres obras del difunto pintor, Rodolfo Stanley

El destacado pintor alajuelense falleció este sábado. Para honrar la gran labor que realizó durante casi 45 años como artista autodidacta, repasamos tres de sus obras.

Por Luanna Orjuela Murcia |6 de diciembre de 2021, 10:19 AM

El destacado pintor costarricense, Rodolfo Stanley, falleció este sábado 4 de diciembre del 2021. Así lo comunicó su hija Erika, a través de las redes sociales.​

Hoy murió papá, de improviso. Por más años que tengamos, es muy duro llevar este sentimiento de orfandad, del doloroso vacío que llena la ausencia de alguien tan determinante en la vida. Mi papá, por mi papá soy lo que soy hoy y se lo agradeceré mientras viva. Él fue además mi mejor amigo y me despido de él con amor infinito, deseando que su tránsito por el universo siga lleno de luz, porque eso fue él entre nosotros, un ser de luz”, indicó Erika Stanley en la publicación.

Rodolfo Stanley nació en Grecia, Alajuela, un 13 de agosto de 1950. Fue un pintor autodidacta que vivió gran parte de su vida en Tibás y que, desde sus inicios y a lo largo de sus diferentes etapas artísticas, incorporó temáticas como el erotismo, la sensualidad, el sarcasmo, la irreverencia, el humor, la ironía y la denuncia. Lo hizo con un gran sentido del balance dentro de los componentes plásticos.

Su calidad artística lo llevó a presentarse en más de 40 exposiciones individuales y más de 15 internacionales. Sus obras se han exhibido en los grandes museos de Francia, Italia, España, Suiza, Alemania, Estados Unidos, Panamá, Venezuela, Colombia y Japón. 

Para honrar la gran labor que realizó durante casi 45 años como pintor, repasamos tres de sus obras.

“Jazz Danza”

Esta es una pintura de acrílico sobre tela del año 2013 y mide 130 cm por 150 cm. La temática es de alegoría, y según lo describe Miriam Rodríguez, curadora, en esta propuesta “la composición se basa en escenas etéreas que mezclan magistralmente el ballet clásico y la danza contemporánea con la yuxtaposición de planos de color y forma, manteniendo la figuración del dibujo y una delicada sensualidad”.

La curadora agrega que “dentro de una atmósfera romántica, (Stanley) logra captar con equilibrio, balance, fuerza y elegancia la conjunción simultánea de la dinámica muscular y mental de las bailarinas y expresarla con total armonía de movimientos. El tema alcanza en las manos del pintor el equilibrio entre la descripción, el drama y lo pictórico en una propuesta de espacios teatrales. El gran talento, la solidez técnica y su impresionante capacidad para hacer sentir y comprender hacen de Stanley un artista capaz de establecer un diálogo expresivo entre la obra y quien la disfruta”.

“La Mancha del Quijote”

Esta obra tiene la técnica de acrílico sobre tela, es del año 2005 y mide 130 cm por 115 cm. La temática utilizada se llama composición con figura.

En el año 2005 el Ministerio de Cultura realizó varias actividades en conmemoración de los 400 años de la publicación del “Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha”. En esta oportunidad, varios artistas aprovecharon para recrear la figura del caballero de triste figura, entre los cuales destacó esta obra de Rodolfo Stanley.

“Somos conscientes de que el destacado artista nacional Rodolfo Stanley ejecutó, durante todo el año 2005, un trabajo silencioso, constante y de gran calidad, sobre nuestro inolvidable personaje. En pintura sobre tela y en monotipia, técnicas que manejo con gran destreza, reelaboró y recreó, los avatares del caballero, con gran imaginación y dentro de su especial distintivo, un gran dominio de los colores”, señaló Amalia Chaverri, viceministra de Cultura (2002-2006).

“El carnaval de los comegüevos”

Esta obra del año 2012, fue creada con la técnica de pintura acrílica y mide 120 cm por 190 cm. Su temática es composición con figura costumbrista y fue expuesta en el evento Valoarte 2012.

María Lourdes Cortés, historiadora del cine costarricense y centroamericano, y catedrática de la Universidad de Costa Rica, detalla que este cuadro es una mirada a un pedazo de vida de la clase popular. “Estos comegüevos, no pueden darse los lujos de los grandes hoteles, yates, bebidas exóticas y playas privadas que hoy abundan en el Pacífico. Sin embargo, los de abajo, construyen un espacio multicolorido y vital que no tienen los de arriba, para quienes la apariencia, la silicona y el dinero son una coacción a la libertad vital”, escribió en La Nación en 2012.


“Los de abajo aprovechan sus escasas vacaciones para entrar en este ritual carnavalesco, de estética grotesca e hibridación, en donde el consumo se ve, no en el fino placer de la comida gourmet de los de arriba, sino justamente en lo que popularmente llamamos comegüevos, refiriéndonos al pic-nic de los pobres: huevos duros, frijoles molidos, sanguches de atún y tricopilias. Pero dentro de la línea de lo grotesco, típico del carnaval, más que los alimentos en sí, advertimos su degradación: la acumulación de las bolsas de basura y las botellas y vasos plásticos tirados en la arena. También lo escatológico es parte de la obra: los rollos de papel higiénico forman parte del paisaje de manera natural”, finalizó Cortés.

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