VIDEO|Saprissa encontró en la inercia brumosa la llave a semifinales
Los goles de Marvin Angulo y Mynor Escoe firmaron el boleto morado
Saprissa encontró en la inercia brumosa la llave a semifinales, un boleto adelantado que firmaron Marvin Angulo y Mynor Escoe, autores ambos de ese 2-0 final.
Esas dos anotaciones fueron la renta de un primer tiempo que Cartaginés regaló, primero con el planteamiento temeroso de César Eduardo Méndez y luego con la piernas flojas de sus jugadores, apantallados todos por el escenario y rendidos ante la propuesta rival.
La inclusión de Randall Brenes como único hombre en punta no solo dejó huérfano al goleador blanquiazul sino que también lo empujó hacia un fútbol que no es el suyo, y de paso quitó de la ecuación al uruguayo Fabrizio Ronchetti, la otra cara del gol en la Vieja Metrópoli.
Eso, más un medio campo sobrepoblado, le dejaron claro a la S que había consenso en que serían ellos los encargados de la iniciativa, un ofrecimiento inusual que los de casa no dudaron en aprovechar.
Apenas al 16’ Marvin Angulo, de tiro libre, empezó a sentar responsabilidades en la visita. Su gol, sétimo en este Verano, encaminó a los morados hacia una primera mitad demasiado cómoda.
Por eso no extrañó más tarde el gol de Mynor Escoe (41’), el segundo dardo de un encuentro que por largos 45 minutos pintó para goleada.
Otro juego
César Eduardo Méndez enmendó errores en la segunda mitad con el ingreso de Ronchetti y un cambio en la formación. Cartaginés se reanimó con la orden de presionar por las bandas y alimentar ahora sí a la dupla del Chiqui y el suramericano.
Ahí comenzó por fin el partido que la tradición vendió en la previa. No solo consiguió sacudirse la presión la visita sino que también encontró la forma de adelantar líneas y tocar ahora sí el área de Jaime Penedo, actor tardío en ese pulso pero finalmente fundamental.
Entre él y la falta de puntería brumosa se ahogaron al menos tres gritos de gol, todo en una segunda mitad que puso a sudar al campeón nacional, arrebatado del balón y con ello de mucha de su proyección al ataque.
David Guzmán debió fajarse en las labores de contención y la defensa empezar a repeler a un conjunto blanquiazul que se multiplicó arriba.
Así encontró estabilidad el pulso, con un vaivén de oportunidades entre las que destacan la parada de Penedo a Brenes o el cabezazo de Gabriel Badilla que se estrelló en el poste de Minor Álvarez.
Pero llegó demasiado tarde ese coraje brumoso. Al final el reloj consumió con celeridad un segundo tiempo que la S supo administrar y dejó a Cartaginés al borde del abismo, obligado a ganar los cuatro partidos que le restan al calendario para al menos soñar con el milagro, porque ya garantías no tiene.
Saprissa, en cambio, se llevó el segundo de cuatro boletos a las semifinales, el primer paso hacia ese viejo objetivo que es el bicampeonato.