Por AFP Agencia |10 de julio de 2023, 14:56 PM

Antagonistas hasta en sus caracteres: no es fácil encontrar dos personalidades más diferentes que las de Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, cuya oposición de estilos trasciende del Tour de Francia.

Sábado 9 de julio en Libourne: sonrisa de estrella de cine en los labios, Pogacar se dirige al podio de presentación pedaleando... mientras bota un balón de básquet.

Todo ello entre el clamor de un público entregado. Pasa entonces a su lado Vingegaard, apenas reconocible detrás de sus grandes gafas de sol y de su mascarilla FFP2.

La tónica se repite todos los días. Mientras 'Pogi' realiza su show, el discreto danés pasa desapercibido.

"Son dos personalidades totalmente diferentes, antagonistas. Pero eso tiene a todo el mundo en vilo, porque hay muchas ganas de ver el próximo episodio", explica el escalador francés Romain Bardet, con admiración por ambos.

La oposición de estilos entre el fuego incontrolado del esloveno y el antiguo empleado en un mercado de pescados pone mayor interés en el duelo deportivo por vestir el maillot amarillo en París.

"Vingegaard sabe dónde va a atacar"

Sobre el asfalto, los dos campeones, de un nivel muy parejo, presentan características similares. Excelentes escaladores, muy buenos rodadores, son dos pesos ligeros sobre unas piernas poderosas.

Es su forma de correr lo que les diferencia, y no deja de ser un reflejo de su personalidad.

"Pogacar es mucho más espontáneo. Cuando siente que puede hacer daño a los otros, ataca. Funciona más por instinto, mientras que los ataques de Vingegaard están previstos desde dos meses atrás. Él sabe ya dónde va a atacar hasta París", subraya el luxemburgués Andy Schleck, ganador del Tour en 2010.

Mientras que Vingegaard corre al milímetro, Pogacar se muestra más anárquico en su pedaleo, del mismo modo también que en otras facetas de su vida.

En sus equipos respectivos, Pogacar es el jefe incontestable de la UAE, mientras que Vingegaard reparte responsabilidades en el Jumbo-Visma con Wout Van Aert, un corredor al que le gusta ser protagonista y que suele reclamar atención para sí.

Los dos hombres, también de edades parecidas -Pogacar tiene 24 años y Vingegaard 26- mantienen una relación cordial, aunque no comparten demasiadas cosas.

'Pogi', que reside en Mónaco, hace gracias con sus amigos. Cuelga videos en los que se le ve pronunciando correctamente la palabra 'croissant'. Y comparte imágenes haciendo el gesto de fumar con una barrita de pan durante su pausa por una fractura en la mano.

Vingegaard, quien se refugia en cuanto puede en su pequeño pueblo de Glyngore (100 habitantes), acude presto al término de cada etapa a llamar por teléfono a su mujer Trine y a su hija Frida, de dos años.

Entre uno y otro, el público parece decantarse más por el esloveno.

Pero sobre la bicicleta los dos firman tablas por el momento en este Tour de Francia, y nadie se aventura a predecir quién será el más fuerte en París en dos semanas.

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