Por AFP Agencia |9 de mayo de 2022, 17:09 PM

Budapest, Hungría | El imponente Etna, el volcán que ascenderán el martes los ciclistas participantes en el Giro de Italia, debe servir para empezar a ver el estado de forma de los pretendientes al podio final, incluido el ídolo local Vincenzo Nibali.

Una vez superadas las tres etapas iniciales en Hungría, la carrera comienza su recorrido italiano en un paisaje espectacular, con un final de etapa en la cima del Etna, que se subirá por su vertiente sur.

Uno de los grandes protagonistas, al menos para el público local, será el veterano Nibali, ídolo de los sicilianos, que quizás le vean por última vez compitiendo en las carreteras de la isla por última vez.

A sus 37 años, el doble vencedor de la carrera (2013 y 2016) se presentó en la salida en Budapest "todavía sin ambiciones precisas", como reconoció 'Lo Squalo' ('el Tiburón') en conferencia de prensa.

Un objetivo un poco difuso para un campeón que ha marcado a toda una generación de ciclistas, al punto incluso de hacer más bellas las victorias de sus rivales, como la del francés Thibaut Pinot en el Giro de Lombardía de 2018 por delante del siciliano.

"Llego a este Giro un poco... no en una condición súper, pero hemos trabajado bien en previsión de este Giro", aseguró el pasado jueves, en la víspera del inicio de la 105ª edición de la carrera rosa.

Nibali sumó la Flecha Valona (34º) y la Lieja-Bastoña-Lieja (30º) a su programa de trabajo tras la decepción sufrida en el Giro de Sicilia (4º), a mediados de abril, donde su compatriota Damiano Caruso, ganador de la prueba, le derrotó en el ascenso al Etna por otra vertiente. 

No obstante, el verdadero objetivo de la presente temporada para Nibali será el Tour de Francia... que aún queda un poco lejos.

Ante la ausencia del que fuera segundo del Giro el año pasado por detrás del colombiano Egan Bernal, Nibali aparece como el único corredor capaz de hacer soñar a los tifosi.

Sobre todo, teniendo en cuenta que después de solo tres días de carrera, las ambiciones del otro aspirante italiano, Giulio Ciccone, parecen ya comprometidas después de perder 50 segundos con respecto a Simon Yates en la contrarreloj del pasado sábado, que solo tenía 9,2 km de recorrido.

Al contrario, Nibali solo se dejó 19 segundos respecto al británico, alimentando el sueño de los tifosi por un Nibali de regreso a Astana, el equipo de sus grandes años (2013-2016).

- "La carretera decidirá" -

En la víspera del comienzo de la carrera, las preguntas de los periodistas, incluidos los italianos, sobre su papel decía más que sus respuestas: nadie pidió al colombiano Miguel Ángel López, su compañero de equipo, cuál era el suyo, dando por entendido que todos le consideran el jefe del Astana.

El dorsal 31 de Nibali parecía sobre todo simbólico, hasta que llegó la 'crono' del sábado, en la que 'Supermán' fue 59º a 42 segundos del vencedor de la etapa y las dudas comenzaron a aparecer. "Los líderes son él y López", dice ahora le Astana por boca de su director deportivo Mario Manzoni.

"No tenemos velocistas, por lo que el equipo se ha construido alrededor de ellos y después la carretera decidirá". Y la decisión podría llegar este mismo martes en las rampas del Etna. ¿Atacará Nibali para vestirse de rosa y salir con la 'maglia' al día siguiente de su ciudad natal de Messina? "Sorpresa, sorpresa", bromea Manzoni.

Doce años después de enfundarse por primera vez la preciada 'maglia', precisamente tras la 4ª etapa del Giro de 2010, el 'Tiburón' disputa quizá su última 'corsa rosa: "No lo sé", admitió Nibali al ser preguntado al respecto.

Una carrera en la que el siciliano ha dejado huella en la última década, como recordó el campeón en conferencia de prensa: "Tengo ambiciones: en diez ediciones, solo en cuatro he quedado fuera del podio final".

Y un tiburón no suele dejar escapar una presa si se le pone a tiro.